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ARANTZA FURUNDARENA
Domingo, 6 de marzo 2011, 01:59
Hace dos años y medio, en Pekín, dibujó un corazón en el tapiz, lo besó y dijo adiós a una brillante carrera. A partir de ahí, la cuatro veces olímpica Almudena Cid (Vitoria, 1980) se enfrentó a su ejercicio más complicado, el de aprender a vivir fuera de la gimnasia rítmica. Casada desde hace medio año con el presentador Christian Gálvez, parece haberlo conseguido. El 15 de marzo saca un libro titulado 'Estupenda en nueve semanas y media'.
- ¿El libro es tan sexy como la película?
- No va de eso. Lo he escrito con el entrenador Juan Rayo. Se trata de que una encuentre la motivación para ir al gimnasio y se ponga estupenda.
- ¿Cómo de estupenda está Almudena Cid?
- Ahora bien, pero después de 21 años de carrera deportiva, y a pesar de que terminé en el momento que yo quise, teniendo a mi pareja al lado y una vida asentada, a pesar de todo eso lo he pasado mal.
- ¿Se ha sentido perdida?
- Perdida no, pero triste.
- ¿Lo compensa machacándose en el gimnasio?
- Hago mucho pilates. Correr no puedo, por mis lesiones en los pies, la cadera, la espalda...
- ¿Ya es sano tanto deporte?
- El deporte de élite, de entrada, no es sano. Un podólogo me dijo que yo tenía los pies de una persona de 60 años. Y tengo 30. Sin embargo, si te adentras en nuestro mundo ves normal que con una ciática, como me pasó a mí, salgas a competir porque si no pierdes la oportunidad de ir a unas Olimpiadas.
- ¿Entiende el dopaje?
- Me entristece pensar que un deportista no sepa dónde está su límite. Creo que ahora más que nunca se necesitan psicólogos en el deporte para concienciar al deportista de que lo mejor no es el resultado, sino el aprender a conocerte a ti mismo y a superar tus barreras. Pero con tus propios medios. Si introduces otras sustancias te estás engañando a ti mismo.
- ¿Cuándo descubrió que era de goma?
- De chiquitita descubrí que tenía mucha elasticidad, sobre todo de piernas. En la clase de educación física casi me escondía porque me sentía un bicho raro. He tenido siempre una tendencia a infravalorarme terrible.
- ¿Fue al psicólogo?
- Tuve una psicóloga buenísima que me ayudó mucho. Yo de niña me veía la peor de todas. Ella me hizo revisar los vídeos de cuando era pequeña. Al verlos, pensé: ¡Pero si yo era una crack! Aprendí que a veces lo que yo percibo sobre mí no concuerda con la realidad.
- ¿Se valora más hoy en día o es tan tímida que cuando Christian Gálvez se le acercó pasó palabra?
- Me valoro mucho más. Y cuando el corazón siente no hay quien lo pare. En mi caso apareció la persona que supo entender lo que yo estaba viviendo al dejar mi deporte. - Habla cómo si hubiera pasado por un gran bache.
- Sientes un vacío, una sensación de que te falta algo. Ha habido veces que le he tenido que decir a mi pareja que me iba a Barcelona, porque necesitaba estar con mi entrenadora, volver a sentirme en mi sitio. Pasaba allí cuatro días, recargaba las pilas, y me volvía.
- Como si fuera una droga...
- Exacto. Es como el que deja de fumar.
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