8.610 kilómetros en quince días

El gran triunfo contra el Reale Ademar el sábado pasado inyectó de moral a una plantilla muy necesitada de mimos. Por eso, después de plasmar el 24-23 final, todo el Naturhouse (cuerpo técnico y jugadores) celebraron en el centro del Palacio de los Deportes como si de niños se tratara la cuestión. Y todo ante una afición que, al igual que el conjunto franjivino, estaba ansiosa de gritar un triunfo de esa manera. Todo esto ha dado un buen empujón de ánimo a un equipo que sólo sonríe desde que el 2011 se asomó en el calendario, después de que su entrenador renovase por dos años más y que su patrocinio se garantice un lustro en medio de una crisis en el balonmano que amenaza con tambalear a la mitad de la Asobal.

Por todo eso, el viaje a Valladolid del sábado que viene se hace con una sonrisa, pese a ser uno de los cuatro grandes de la Liga. Pero además, es el primer encuentro de una carrera frenética de la que el Naturhouse, en sus pocos años de historia, sólo ha participado en una ocasión: la temporada pasada, cuando intercaló la Liga con los partidos de la Copa EHF, competición en la que fue semifinalista, nada menos.

Cinco partidos en dos semanas son los que tendrá que jugar el Ciudad de Logroño a partir del sábado. Algo muy habitual para equipos como el Barcelona o el Ciudad Real, pero no tanto para el Naturhouse.

El viaje lo comienza, como ya se ha dicho, el sábado a las 20.00 horas, en el pabellón Huerta del Rey. Sin tiempo para desempacar, 72 horas después, los hombres de Jota González se subirán a un autobús para viajar 10 horas (906 kilómetros) hasta Antequera, donde jugarán el miércoles a las 20.45. Después del partido, otras 10 horas de vuelta para preparar el primer encuentro de la Copa EHF frente al Tatanbanya Carbonex.

Después del compromiso europeo, el 23 de febrero llegará a Logroño el Torrevieja, un rival directo del Naturhouse y en el que los franjivino se juegan muchísimo de cara a la salvación definitiva. Dos días más tarde, el 25, la plantilla se subirá a un avión que le lleve a Hungría, donde al día siguiente, a las 18.00, jugarán el segundo partido de vuelta de la Copa EHF frente al Carbonex. Un total de 8.610 kilómetros en poco más de dos semanas, algo inusual en la dinámica del equipo riojano.