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Lunes, 7 de febrero 2011, 01:29
Hace no demasiados años, La Rioja era un desierto deportivo en el que el oasis del fútbol consumía todo. Pero llegaron los malos tiempos, y las conversaciones sobre fueras de juego, penaltis o expulsiones, comenzaron a dejar paso a otras en las que se incluían conceptos tan extravagantes como exclusión, siete metros o pasivo. El balonmano acabaría situando a Logroño en el mapa europeo, congeniando con el público riojano a base de algo más que asegurar espectáculo de élite. La cercanía y sencillez se convirtieron en marcas de la casa, y Jota González en su rostro más visible.
De la mano del técnico vallisoletano, el Naturhouse está escribiendo las páginas más brillantes del deporte riojano. Superando las limitaciones presupuestarias, las continuas plagas de lesiones, la habitual pérdida de efectivos que pasan de triunfar en el Palacio a engrosar las plantillas de los grandes de la Asobal... todo suma a la hora de valorar el trabajo de un hombre que parece vivir en continua agonía. Las últimas semanas del pasado año no fueron fáciles para él, pero el Naturhouse se aseguró un pedacito de su futuro cuando Jota González decidió seguir en el equipo. A muchos les hubiese costado plantearse la existencia del equipo sin su entrenador. Con una silenciosa labor y una humildad extraña en el deporte de élite, Jota se ha ganado un hueco en el corazoncito de la afición riojana. Además, consigue que sus jugadores transmitan esas mismas sensaciones. Sabe rodearse bien.
Su continuidad era necesaria. Pero sólo era la primera buena noticia. La segunda llegó esta misma semana, con la apuesta de Naturhouse para continuar con el equipo hasta el año 2017. En malos tiempos para el balonmano, el continuismo puede significar un salto de notable calidad. Un paso que había que dar con Jota González al mando.
Podría considerarse de un título personalista, asociando entidad e individuo, pero el éxito está llegando a La Rioja por esa vía. Y es que si el balonmano tiene su hombre, Jesús Sala es desde hace años el sinónimo ideal para el baloncesto en nuestra tierra. Otro con destino a convertirse en hijo adoptivo si se consigue otro de los hitos más esperados por nuestro deporte: el ascenso a Leb Oro. El camino del Clavijo es el idóneo, la receta, similar a la seguida por el Naturhouse. El balonmano ya tiene su éxito, pero el baloncesto lo lleva años mereciendo.
Tras varios rechazos, el ascenso parece la meta. Es sólo un mensaje, pero significativo. El futuro parece asegurarse. Años de trabajo para años de alegrías. Y que cumplan muchos más.
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