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Rubén Garabaya se escapa de la marca de Mikel y de Chernov para empatar el partido en el mejor momento del Naturhouse. :: F. DÍAZ
El Palacio vibra con el Naturhouse
Balonmano

El Palacio vibra con el Naturhouse

Con un final no apto para cardíacos, los de Jota suman dos puntos vitales | El Ciudad de Logroño tumbó a uno de los poderosos de la liga y mostró que quiere dar pelea

MARTÍN SCHMITT ,

Lunes, 7 de febrero 2011, 12:35

Fantástico, angustiante, majestuoso, explosivo, vibrante, valiente, corajudo, único. Los adjetivos para calificar el gran triunfo del Naturhouse La Rioja frente al poderoso Ademar (24-23) pueden seguir a lo largo de toda esta crónica. Porque el Ciudad de Logroño se lo merecía. Sus jugadores, su cuerpo técnico -con un Jota González renovado al frente-, sus directivos y, sobre todas las cosas, sus aficionados se lo tenían ganado. Por eso, cuando en ese último balón lanzado por Ángel Montoro, con el tiempo cumplido, dio en el lateral de la portería, el Palacio de los Deportes explotó de alegría.

Fueron muchos meses en los que el equipo, el club y hasta la hinchada había entrado en una dinámica muy negativa, que estuvo a punto de tumbar al responsable de que el CB Ciudad de Logroño tenga el nombre que luce en la Asobal (y en Europa, por qué no). Todo salía mal. Cada balón dividido era para el contrario; cada fallo dudoso, para el rival. Cada partido era un suplicio. Hasta ayer. La victoria al Ademar, que se cimentó -sobre todo- en el gran papel del capitán, un Gurutz Aginagalde impresionante con un 43% de efectividad, puede suponer un antes y un después. Porque hace unos meses, un partido así el Naturhouse lo perdía sin alternativa.

Pero ayer no fue así. Y eso que costó demasiado llegar al éxtasis, porque el Ciudad de Logroño no cuajó un buen encuentro. Le costó entrar en el partido, aunque se mantuvo a poca distancia de los leoneses, que se pusieron por encima del marcador gracias al potente brazo de Montoro, un joven lateral derecho que resultó imparable en la primera parte. Los de Jordi Ribera jugaban con comodidad, manteniendo a raya al conjunto franjivino, que le costaba penetrar la muralla 6-0 leonesa.

El Naturhouse necesitaba tranquilizarse. Víctor Hugo López, que jugó sus primeros minutos con la camiseta riojana, se mostró ansioso, al igual que Sasha Tioumentsev, atropellado a la hora de hilvanar el ataque local. Mientras tanto, el gran Rubén Garabaya, uno de los pilares fundamentales del triunfo de anoche, bregaba en defensa con Cutura y Mikel, y en ataque con Juan Andreu, Castresana y Chernov. Y, generalmente, el asturiano salía airoso de esos cuerpo a cuerpo, dejando huecos para los lanzamientos de sus compañeros, tapando la llegada de la primera línea ademarista o anulando al pivote contrario. Pese a llegar al descanso con tres goles por detrás, el Naturhouse no daba señales de agotamiento.

Con el inicio de las acciones, se acercó a su rival, pero no terminaba de rematar la faena, para la desesperación de una parroquia que fue creciendo en intensidad. Hasta que Sasha Tioumentsev, de una pulcra segunda parte, conectó con Garabaya, quien empató las cosas (16-16) en el minuto 9:44. Quedaba un mundo por delante y el Ciudad de Logroño se crecía.

Pero enfrente estaba el Ademar, cuarto clasificado de la Asobal, que no quería dejar más puntos en el camino. El partido se convirtió en un ida y vuelta, un toma y daca, al que ninguno de los dos equipos quería renunciar. Sin embargo, los riojanos no lograban ponerse por delante en el luminoso. Los postes y la férrea defensa ademarista no se lo permitían.

De la mano de Garabaya

Pero esa dinámica se cortó a falta de cuatro minutos y medio, en medio del mejor parcial local (4-0), que colocó al Naturhouse de un 20-22 en contra al 24-22. Con una defensa implacable, que alternó el 6-0 con el 5-1, que facilitó la tarea de un inconmensurable Gurutz, fue desquiciando a su adversario. El empate que empezó a cambiar el rumbo del encuentro lo logró el internacional Rubén Garabaya, que aguantó el marcaje de sus defensores y se revolvió hacia la derecha para fusilar a Vicente Álamo. Javier Parra le puso la guinda al asunto, al decidir el partido.

El extremo, que jugó muy bien en ataque y defensa, marcó dos goles para enmarcar, sin ángulo y con la presión de un graderío que necesitaba la victoria. Las cosas parecían decididas, pero el Ademar no se dio por vencido. Cuando más envalentonado estaba el Naturhouse, Amargant lanzó desviado y Dujshebaev se topó con la muralla leonesa.

El Ademar, que en esos minutos finales vio cómo Gurutz les amargaba la noche en cada avance, descontó a través de Mikel a falta de 1:19. En el ataque, y forzado por un aviso de pasivo inexplicable, Dujshebaev la envió al larguero y Garabaya se fue excluido. Quedaba poco menos de un minuto y el Ademar fue a matar o morir. La defensa franjivina no se lo permitió. Y Logroño fue, otra vez, muy feliz.

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