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JOSÉ IGNACIO GASCO
Domingo, 23 de enero 2011, 10:20
Una enfermedad obligó durante casi un mes a Felipe II a pernoctar en el monasterio de La Estrella, en el municipio riojano de San Asensio. Este hecho, que se produjo en el año 1592, originó que el monarca aprovechara su estancia para conocer y llegar a catar los vinos de esta localidad, que por aquellos tiempos ya era conocida por la calidad de sus caldos. Así lo reconoce el historiador local Jesús Visaira Negueruela, que ha investigado esta visita.
El autor asegura que en el viaje que realizaba el monarca hacia Tarazona procedente de Santo Domingo de la Calzada -localidad en la que tuvo que descansar tres días aquejado de gota- Felipe II duda de si ir a visitar el monasterio de Valvanera, pero como su estado de salud lo desaconseja, «decide dirigirse al de La Estrella, a donde llega en la tarde del martes 6 de octubre de 1592 y en donde su enfermedad empeora», comenta. «De este modo, lo que hubiera sido una visita de un día, se alargará durante un mes».
En este periplo acompañaban al monarca su hijo y sucesor, Felipe, y su hija Isabel Clara Eugenia, además de un gran séquito de nobles y dos cronistas que narran detenidamente este viaje real: uno es Jehan Lhermite y el otro Enrique de Cork. El primero comenta: «El martes 6 de octubre, su Majestad y sus Altezas partieron bien temprano tomando su camino hacia un monasterio de la Orden de San Jerónimo, llamado de La Estrella, donde fueron a alojarse, dejando a la derecha la villa de Nájera. Este monasterio está situado sobre el río Ebro, que pasa por allí cerca, rodeado de muchas y bellas aldeas que también se asientan sobre el mismo río, y el paisaje alrededor es muy agradable y abunda en todo y tanto el lugar como la casa están bien acomodados y provistos de lo necesario; su Majestad se había alojado en la sección del dormitorio de los monjes e hicieron los mismo sus Altezas».
Añade Jesús Visaira, reproduciendo estos textos, que «nos detuvimos allí muchos días a causa de una enfermedad que su Majestad tuvo allí, larga y muy peligrosa, a saber su gota habitual y además un flujo de vientre continuo, con lo que se hallaba en grandísimo peligro su vida, por lo que todo el mundo se hallaba muy perplejo». Y añade: «Pero Dios con su misericordia lo remedió». Sigue la narración afirmando que «el barón de Magno, Jehan de Guiley, gentilhombre borgoñón, llegó allí y me mostró una receta suya contra ese mal de la gota, asegurándome que era muy soberana y que con ella se había encontrado siempre bien. Como yo se lo comuniqué a Su Majestad, fue examinada por orden suya por sus médicos».
Tras aquel episodio, Felipe II se puso pronto en pie y para el 7 de noviembre, él y su séquito partían hacia Nájera.
Los vinos de San Asensio
Los textos también incluyen, al referirse a los vinos de la localidad riojalteña, que «son un poco groseros y rojizos, pero los mejores de toda esta provincia proceden de San Asensio (Auxencio), a un cuarto de legua de La Estrella, que son medio claretes y son los más apreciados de todos ellos».
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