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Garabaya realiza un escorzo para pasar entre García (9) y Campos (11). :: FERNANDO DÍAZ
Protagonismo arbitral
Balonmano

Protagonismo arbitral

Pese a un pésimo inicio, el Naturhouse estuvo a punto de empatar el partido, pero Merino y Moyano lo impidieron El Naturhouse, que comenzó muy mal, choca contra un gran Granollers y dos colegiados nada imparciales

MARTÍN SCHMITT

Sábado, 20 de noviembre 2010, 13:02

Nueva derrota del Naturhouse en casa y otro arbitraje penoso que tuvieron que soportar los hombres de Jota González, que al igual que siempre, se lanzaron a la pista en un inicio desastroso, quizá el peor de toda la temporada. Porque el parcial 1-7 con el que se inauguraron los primeros diez minutos casi da por finiquitado el encuentro. Y eso que hasta ese momento, los colegiados nada tuvieron que ver en el marcador. No obstante, ambos dos, Merino y Moyano, sí comenzaron a ser los protagonistas del encuentro en los minutos posteriores, cuando el conjunto franjivino se vino arriba.

Pero antes, mucho antes, el Naturhouse se volvió a mostrar apático, fallón frente al portero rival, (esta vez ante un gran Ohlander), y perdiendo balones absurdos en ataque con pases hacia ningún destinatario. Por contra, al Granollers, que demostró ser un equipo impoluto, que sabe bien a lo que quiere jugar y que encuentra con facilidad las debilidades del adversario, metió absolutamente todo lo que lanzó entre los tres palos defendidos por Gregor Lorger.

Durante esos primeros minutos, los catalanes hicieron mucho daño con los extremos y dejaron 'grogui' a un Ciudad de Logroño sin rumbo. Mientras Garabaya y Amargant se centraban en defender a un pivote con oficio como Grundsten, los balones circulaban sin interrupciones hacia los hombres de punta como Svitlica y Nikcevic, sin que ningún franjivino cortara los avances. Así, ambos perforaron una y otra vez la portería local.

Y cuando la defensa se abría en un 5-1, los laterales visitantes encontraban las espaldas de sus marcadores y se colocaban de cara a portería. El Naturhouse, que consiguió su primer gol de jugada a los 11 minutos (antes, Ismael Juárez había marcado dos penaltis), despertó de su letargo. Coincidió con la salida a la pista de su capitán, Gurutz Aginagalde, que con tres paradones consecutivos le dio alas a su equipo. Allí comenzaron a brillar Sasha Tioumentsev, que hasta ese momento no había encontrado huecos en la defensa visitante, y Rubén Garabaya. Entre los dos trabajaron una remontada que pudo haber sido épica de no haber pitado el encuentro la dupla antes mencionada. Porque fueron los árbitros los que empezaron a sacar a los locales del partido, sancionando cosas en un lado de la pista que en el otro hacían la vista gorda. Pese a ello, el 15-16 daba una buena perspectiva de cara a la segunda parte.

Pelea hasta el final

Sin embargo, el Ciudad de Logroño salió frío del vestuario y los extremos del Granollers ampliaron la diferencia a cuatro goles en menos de dos minutos. Pero el Naturhouse se había jurado dar pelea hasta el final. Aunque en el minuto once de esa segunda parte los visitantes se paseaban por el Palacio con cinco goles arriba (20-25), los de Jota González apretaron los dientes y sacaron toda su furia de dentro.

Se creció Miguel Ángel Velasco, que hasta ese momento no había gravitado demasiado; Amargant, Garabaya y Sorrentino desarmaron los ataques del Granollers, y Paco López, con escasa puntería hasta ese momento, empezó a meterlas. Tioumentsev y Garabaya se pusieron al frente del tanque franjivino y, gol a gol, achucharon a los de Manolo Cadenas.

Ya por ese entonces, lo de los árbitros era alevoso, sobre todo en los ataques del Naturhouse. El Palacio clamaba, desolado, un poco de criterio, pero fue imposible. Ambos colegiados cuidaron con celo los avances locales, pitando varias faltas en ataque. Pero cuando era uno de amarillo el que arrollaba a su defensor, la cosa cambiaba. Pese a eso, con desorden pero con mucho coraje, el Naturhouse se mantenía vivo. Gurutz detuvo un penalti a Toni García y en la jugada posterior Parra empataba la contienda. Parecía una labor conseguida, el Palacio de los Deportes era un hervidero.

La emoción estaba a flor de piel. Dos goles de Toni García y de Campos ponían tierra de por medio a tres minutos del final. Pero el Naturhouse siguió remando contra corriente, sobre todo con la que provocaban los dos hombres vestidos de gris. Velasco dejaba al Ciudad de Logroño a un gol y con tiempo suficiente para el empate. Pero a falta de 30 segundos, un error en el ataque franjivino (esta vez nada tuvieron que ver los árbitros) dejó el balón en manos de Nikcevic, que liquidó el Pleito y dejó en el Palacio un muy mal sabor de boca.

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