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Tino, en la plaza de la fuente del Cuco. :: M.F.
Galilea, renovado pero con esencia
ÉSTE ES MI PUEBLO

Galilea, renovado pero con esencia

'Tino' Agricultor jubilado

PPLL

Miércoles, 13 de octubre 2010, 02:50

A Tino lo conoce todo el mundo en Galilea; desde el niño más pequeño hasta los pocos lugareños que sobrepasan sus 82 años. Pasear con él por las calles de este pequeño municipio del valle es verse en la obligación de pararse a charlar un rato con todo el mundo.

De joven, Tino jugaba a la pelota, por eso, uno de sus rincones preferidos es el ahora mejorado frontón municipal. «Sirve para todo, para que los niños correteen, para que los viejos disfrutemos... Es como el saloncito del pueblo», explica. Mientras paseamos por allí tampoco deja de alardear de la reforma de las piscinas: «Galilea posiblemente es el pueblo que más ha cambiado del valle en estos años, pero la esencia sigue siendo la misma y la gente no ha cambiado nada, aunque ahora hay más niños por la calle y eso da mucha vida al pueblo».

Aún recuerda cuando los veraneantes del País Vasco comenzaron a llegar al municipio a pasar sus vacaciones. «No creo que haya pasado ni uno solo por aquí que no haya tenido relación conmigo de una u otra manera. Todos han terminado almorzando en mi bodega», señala. «¿Y si viniese a pasar el fin de semana, a dónde me llevaría?», le pregunto. «Ahora, a vendimiar», contesta socarrón. Y es que este octogenario con una salud envidiable no ha perdido ni el buen humor ni el amor por el campo que le dio trabajo durante muchos años. «Hay que traer los pimientitos a casa», comenta mientras nos vamos acercando a la plaza de la fuente del Cuco.

«Algunos piensan que se llama así por el animal, pero es porque hay muchas palomas y están todo el día con en cu-cu», relata. Esta plaza es lugar de encuentro de todos los vecinos de Galilea. Alejada de las calles centrales, casi a pie de carretera, sirve tanto para sofocar el calor de los jubilados que tienen huertecillas cercanas, como para que allí se improvise una buena tertulia de mujeres. «A veces estoy yo solo con cinco o seis mujeres hablando, ya me dicen: 'Bendito tú entre todas las mujeres'», bromea. «Los jóvenes también vienen aquí a desayunar en fiestas después de estar toda la noche de jarana», puntualiza.

El paseo se está acabando, pero no sin que Tino lleve a sus invitados a conocer su 'joya de la corona', a su pasatiempo, a un lugar que todo el pueblo conoce: a su bodega. «Aquí siempre está la puerta abierta y enseguida se prepara un almuerzo improvisado. Cada uno trae una cosa y enseguida nos liamos». Tino, un hombre orgulloso de su pueblo, y un pueblo orgulloso de su gente.

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