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CARMEN NEVOT Y PABLO J. PÉREZ
Jueves, 16 de septiembre 2010, 14:43
Eran las 8.45 horas de la mañana y Mercedes Orgaz López, de 25 años, que minutos antes había acudido a su trabajo en la empresa de patatas fritas Lahera, en Alesón, subió a la zona de aseo, en la primera planta de las instalaciones. En ese momento, el aceite de la freidora situada en la planta baja empezó a arder y las primeras llamas se convirtieron en apenas unos segundos en un infierno. Los compañeros de Mercedes intentaron en un primer momento apagar el fuego con los extintores, pero cuando vieron que no se podía hacer nada, desalojaron el lugar. Antes, avisaron a la joven. Le gritaron que saliera, que saliera corriendo, pero el espeso humo y las llamas que ya lo invadían todo impidieron que Mercedes salvara su vida.
Ya en el exterior, las escenas de dolor se sucedían. Sabían que la joven, que sólo llevaba dos meses trabajando en la fábrica de patatas fritas, seguía dentro. Los bomberos de Nájera apenas tardaron unos minutos, pero por Mercedes ya no se podía hacer nada, salvo sofocar el fuego -que ya se había extendido a la nave conexa- lo más rápidamente posible para acceder hasta la primera planta de la fábrica. La temperatura interior de las instalaciones superaba entonces los 700 grados. Los trabajadores de los negocios vecinos salían alarmados, mientras los familiares se acercaban con la incredulidad y la confusión en el rostro. Entre ellos, la madre de Mercedes que, destrozada, era atendida por los psicólogos de Cruz Roja en el exterior de la empresa colindante.
Los efectivos de bomberos del Consorcio de Extinción de Incendios y Salvamento de los parques de Nájera y Haro seguían llegando, incluso de Logroño y una nodriza del parque móvil del Gobierno de La Rioja. Mientras tanto, la Guardia Civil cortaba la N-120, entre los cruces de Alesón y Tricio y el espeso humo negro era visible desde el alto de La Grajera, en Logroño.
Espera interminable
La gente hacía corrillos en el exterior de las instalaciones calcinadas por las llamas y los compañeros de Mercedes apenas podían dar crédito al horror que habían vivido. Sólo se podía esperar. La elevada temperatura interior impedía todavía, más de dos horas después, acceder a la primera planta. Hacia las 11.30 horas, el fuego se dio por controlado pero no por extinguido. Había que seguir refrigerando la zona con agua y esperar a que llegara la Policía Judicial y la juez de guardia para que ordenara el levantamiento del cadáver.
Veinticinco minutos después, efectivos de Bomberos lograban sacar del interior el cuerpo de Mercedes. Para cobijarlo de las cámaras de la multitud de medios ahí congregados, utilizaron una sábana blanca de improvisada cortina. Se había roto la esperanza y la mala noticia se hacía realidad. Mercedes estaba muerta y su madre desgarrada.
No era la única, el dueño de la fábrica, Ricardo Lahera, deambulaba, pálido y sin palabras. Uno de sus operarios y más de 30 años de trabajo al frente de su fábrica se habían acabado en un instante.
Patatas Lahera, que tiene una plantilla de quince trabajadores, comenzó únicamente como almacén pero dio el salto a la fabricación de patatas fritas y entonces se levantó la nave en la que ayer se originaba el fuego.
Al mediodía llegaba el vehículo de la empresa funeraria y diez minutos después la juez de guardia hacía su aparición. Entraba al patio de la fábrica, donde habían depositado el cadáver de la joven y cerraban las puertas. Absoluta discreción hasta que el coche funerario sacaba a la joven rumbo al Instituto Anatómico Forense, donde estaba previsto que le practicasen la autopsia.
En el interior de la nave continuaban las labores de extinción, en concreto, de ventilación del lugar, del que todavía salían pequeñas fumarolas y algunos rescoldos todavía llameaban. La Policía Judicial seguía sus indagaciones para esclarecer las causas del incendio.
Condolencias
Entre las personas que acudieron a la zona se encontraba el consejero de Administraciones Públicas, Conrado Escobar, que lamentó lo sucedido y expresó todo su apoyo a la familia de Mercedes. También tuvo momentos de alabanza para la rápida intervención de los servicios del Consorcio de Extinción de Incendios. Tampoco faltó la alcaldesa de Nájera, Marta Martínez, que se sumó a las condolencias.
El alcalde de Alesón, Miguel Ángel García, aseguró estar consternado por el trágico suceso y aprovechó para dar a la familia de Mercedes su pésame «en mi nombre y en el de todo el municipio». El primer edil de la localidad donde estaba radicada la fábrica no descartó que el Ayuntamiento decretase un día de luto por el fallecimiento de la joven.
Coordinando las labores estuvieron en todo momento Julián Prudencio, gerente del Consorcio de Bomberos, y José Ignacio Rodríguez Maimón, jefe del SOS Rioja.
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