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JAVIER CAMPOS
Domingo, 4 de julio 2010, 12:04
'Tapas gratis con una consumición'. El cartel, con grandes letras, sirve de reclamo para la potencial clientela del 'Ciudad Madrid' desde hace semanas. Francisco, el nuevo propietario, echó cuentas y consideró que acompañar la caña o el vino con un pequeño aperitivo, lejos de resultar un problema, serviría de atractivo para su negocio como así ha sido.
Lejos de ser excepción, el caso de este joven natural de San Sebastián no es el único. Y es que en Logroño, pese a que los grandes del sector hostelero consideran «inviable» la gratuidad de las tapas, varios establecimientos se empeñan en contradecirlo acompañando, algunos desde hace años, el cosechero y la cerveza con su 'pincho de balde'.
Tradición centenaria y popular en otras partes de España, lo cierto es que el cliente local, viajado, se pregunta por qué en la capital riojana no se sirven tapas gratis con cada consumición que se abona. ¿Por qué si en otros sitios sí, aquí no?, se pregunta el logroñés tras recorrer bares de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León o Asturias.
Sevilla, Granada, Ciudad Real, Salamanca, León... Las posibilidades de tapeo son infinitas en distintas capitales conocidas y reconocidas por, como suele decirse, «tomarte algo y, por el mismo precio, salir comido». Sin embargo, Logroño, etiquetada como ciudad de pinchos, se resiste. Se resiste de la misma manera que lo hacen País Vasco, Navarra, Cantabria, el resto de La Rioja y zonas de la vecina provincia de Burgos.
«Me gustaría que alguien me explicase cómo en otros sitios dan gratis lo que se dice que ofrecen... Como consumidor me gustaría pero, sinceramente, al menos en mi casa ni puedo ni sé cómo hacerlo», sentencia Pedro Cárcamo, secretario de la Asociación de la Zona de la Calle San Juan y propietario del bar Tastavín.
Los argumentos relativos a que la calle San Juan y sus aledaños viven de servir vinos y pinchos de calidad -«con lo que si cada vez que alguien consume le regalásemos el pincho tendríamos que cerrar», dice Cárcamo- se repiten en la Laurel y su entorno.
«Creo que la puerta está completamente cerrada a la institucionalización de la tapa gratis, lo que no quita que determinados establecimientos, sobre todo entre semana, tengan un detalle con los más habituales», señala Blanca Fernández, presidenta de la Asociación de Hostelería 'La Laurel', quien pese a su matización sostiene que no es ni mucho menos práctica general. «Nuestra tendencia debe ser a la calidad, tanto en el vino como en los pinchos, productos de mucha más cantidad y más elaboración que la denominada tapa», aclara Fernández.
Sin embargo, pese a que el negocio en la Laurel y la San Juan - como pocos- se mueva de manera claramente diferenciada, lo cierto es que el resto de la ciudad tampoco abre la puerta a la cultura del tapeo. ¿Falta de tradición o inviabilidad económica?, cabría preguntarse.
«Dejando a un lado lo cultural, que claro que influye, a día de hoy, tal y como están las cosas es inviable acompañar cada consumición de tapa gratis a no ser que el establecimiento responda a las características de un pequeño negocio familiar con pocas cargas a sus espaldas», responde el presidente de la Asociación de Restauración y Afines de la FER, Francisco Martínez Berges. «Es más», apostilla, «nunca ha sido costumbre porque nunca han salido los números».
Pese a ello, hay quien se rebela y desafía las cifras avivando el debate, que no la polémica. «Con una calculadora en la mano demuestro a quien sea que no pone tapas porque no quiere», concluye a modo de epílogo Francisco en plena elaboración de una chistorra en el citado 'Ciudad Madrid' de Vara del Rey.
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