De la Escolanía a Rosa de OT

Isabel Calatayud es una mujer muy especial; eso se nota a simple vista cuando se pasea por su vida y recuerda la multitud de premios, conciertos, reconocimientos y títulos que jalonan la trayectoria de esta riojana nacida a la vera del Espolón y que confiesa, sin embargo, que ahora «no hago casi nada. Me gusta mucho ir a la ópera, disfrutar de conciertos pero me han quitado el carnet de conducir sin verdaderos motivos y me cuesta mucho más salir por ahí y desplazarme. Tengo el coche varado en un garaje y sin motivos». La profesora Calatayud cursó sus estudios musicales en los conservatorios de Zaragoza y Superior de Música de Madrid, y cantó en los de Madrid, Barcelona, Zaragoza y Pamplona, para culminar su formación con el profesor Helmunt Lips: «Con él aprendí lo más importante de mi carrera -confiesa- y si se me considera como buenísima en la formación del canto es en gran medida por todo lo que aprendí de él».

Para Isabel Calatayud la voz sale de dentro: «Cantar bien es muy difícil, exige mucho sacrificio, mucha preparación, mucha entrega por parte del alumno. De hecho, existe una leyenda de que yo era una profesora muy dura, pero la realidad es que era muy exigente porque quería que mis alumnos estuvieran a la altura», asegura una mujer que vive un tanto retirada del mundanal ruido rodeada de dos gatitos y un pequeño perrito llamado Kim: «Lo vi en una tienda y se me lanzó encima. Pregunté cuánto valía, y a pesar de que me parecía una exageración y no llevaba dinero, decidí quedármelo y le he cogido un cariño enorme porque aunque chilla mucho es muy dulce». La casa de la fundadora de la Escolanía de La Rioja (donde ha educado miles de voces a lo largo de más de 30 años) es fiel reflejo de su personalidad: «Sí, reconozco que está como muy emperifollada, llena de cosas, de lámparas, de recuerdos, de premios y flores. Mi hermana me dice que no se puede casi andar por ella, pero es mi espacio en el mundo, mi medio ambiente natural, es como yo, recargada, hermosa y compleja», admite mientras cuenta sin problemas que vive sola: «Al que quise no me quiso y al que me quiso no le quise. Porque yo era muy guapa y delgada», como demuestran muchas de las fotografías que decoran un hermoso salón en el que hay un piano silencioso: «Ni me apetece tocarlo ni me apetece cantar. Es cierto, no canto nunca.».

Pero Isabel tiene muchos proyectos y el más llamativo se refiere a Rosa, la ganadora de Operación Triunfo: «Posee una voz y un potencial increíble, podría ser lo que quisiera en el mundo del canto, pero se la han estropeado totalmente. Quiero llamarla y encauzarla como gran cantante de ópera», pronostica mientras acaricia suavemente a su caniche Kim.