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E. SÁENZ
Martes, 25 de mayo 2010, 19:21
El inmueble de Gran Vía 25 donde el sábado se produjo la explosión que costó la vida a un matrimonio y sus dos hijos será derribado en menos de 48 horas. Así lo confirmó ayer el Ayuntamiento de Logroño, que concedió la declaración de ruina del edificio y acordó con los vecinos la decisión de ejecutar la demolición de forma subsidiaria. Cumplimentado el trámite administrativo y una vez que tanto la Policía Científica como los diferentes peritos finalicen su labor en el interior de la casa, la piqueta podría empezar a actuar entre mañana y el jueves.
Esta fue una de las cuestiones tratadas ayer por la tarde entre los responsables municipales y los propietarios de los pisos de la finca durante la reunión mantenida en el Ayuntamiento de Logroño. El encuentro sirvió también para comunicarles los pormenores urbanísticos y técnicos de la operación. Más delicada fue la cuestión económica: quién asumirá el derribo. En el encuentro se determinó que será el propio Ayuntamiento quien se encargue del derribo, aunque serán los propietarios quien asuman el coste, de forma subsidiaria, según informaron fuentes municipales. En este punto, entran en juego las pólizas que pudieran tener contratadas (comunidad, pisos) así como las contingencias que éstas cubran. Dado el desarrollo tan rápido de los acontecimientos, los propietarios lógicamente aún no han tenido tiempo de estudiar con detalle estas cuestiones que deben resolverse en los próximos días. Los propietarios también preguntaron si ya se había determinado el piso en el que se había originado la explosión, asunto que también influiría en los seguros.
El arquitecto municipal Rafael Alcoceba explicó la urgencia de acometer la demolición que podría prolongarse durante un tiempo indeterminado. «Lo fundamental -explica- es actuar en primer lugar sobre la planta directamente afectada por la explosión. Ahí se han venido abajo dos o tres forjados y ha quedado en vuelo a una altura considerable, de forma que en cualquier momento puede venirse abajo». El resto del inmueble tampoco escapa del diagnóstico común. «Más abajo se han roto vigas, varios pilares se han movido, otros forjados están tocados... El edificio está muy, muy dañado», concluye como resumen.
Aunque los bajos no presentan en apariencia desperfectos llamativos, todo hace indicar que la demolición también les alcanzará a ellos. «Están bastante bien, pero hay que entender que la propiedad es una y que los locales están incluidos en ella», asegura Alcoceba para recordar que, dada la estructura del edificio y cómo el deterioro va avanzando de arriba abajo, acabarían viéndose afectados.
La valoración de los técnicos coincide con la impresión de los inquilinos de las dos primeras plantas a los que ayer se les permitió acceder controladamente durante quince minutos para recoger algunos enseres. «Cada vez está peor», relataba Óscar Francia después de rescatar del principal izquierda un puñado de ropa al azar, varios juguetes de su hija y algunos legajos. «Ayer (por el domingo, cuando también pudieron acceder a la casa) estaba algo mejor; hoy ya se caído una de las paredes, cada vez se ven más rajas en las paredes, aún huele algo a humo», recapitulaba para, con una mezcla de abatimiento y nostalgia, confirmar que nunca más volverá a entrar aunque las autoridades le permitan hacerlo antes del derribo. «¿Para qué? Ahí dentro estaba toda mi vida».
El funeral, a las 18 horas
Mientras avanzan las labores técnicas para atajar el peligro derivado del estado en que ha quedado el edificio, prosiguen también las labores de investigación en un doble frente: certificar el detonante de la explosión e identificar los restos humanos encontrados entre los escombros. En este sentido, el Tribunal Superior de Justicia de La Rioja informó ayer de que el Juzgado de Instrucción número 2 de Logroño competente en el caso ha confirmado que los restos hallados hasta ahora por el equipo de forenses corresponden a dos cuerpos: una mujer adulta y un preadolescente varón. «Es necesario esperar a los resultados de ADN para confirmar que algún otro resto pudiera ser de otra persona distinta, lo cual no se puede afirmar ni descartar en este momento», apostilla el TSJR a la espera de que surjan vestigios del padre y de la hija, también fallecidos en la explosión.
Esta tarde está prevista la celebración en Logroño del funeral por la familia formada por Roberto Edgardo Videla y Marta Liliana Saa, ambos de 49 años, y los pequeños Exequiel Andrés y Katherine Alexandra, de 9 y 8 años, respectivamente. El acto tendrá lugar en la parroquia de la Sagrada Familia, con la colaboración del colegio Madrid-Manila, donde estudiaban ambos niños. Su abuela paterna, herida grave, continúa ingresada en el Hospital San Pedro.
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