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LOGROÑO

Bares y cafeterías cargan con el peso de la auténtica red ciudadana de aseos públicos

El sector hostelero de la capital 'soporta', no sin cierta controversia, que los baños establecidos por ley en sus negocios sean de uso común sin necesidad de consumir

J. CAMPOS

Domingo, 16 de mayo 2010, 02:38

Equivocadamente y pese a no estar reflejado en normativa alguna, es opinión generalizada el considerar los baños de bares y restaurantes como aseos públicos a nuestra disposición en un momento de apremio. Si la necesidad surge, raro son los casos en que la conciencia guía nuestros pasos en búsqueda de un váter público... La inercia, mayoritariamente, nos conducirá a tomarnos algo en un bar y, si nos encontramos inapetentes o sin unas monedas en el bolsillo, optar por colarnos deliberadamente a ser posible sin ser vistos.

Salvo en circunstancias muy puntuales, como pueden ser los días de fiesta grande y de gran afluencia de público en las calles, lo cierto es que las necesidades fisiológicas de los ciudadanos quedan en manos del azar, el atrevimiento -orinar en la vía pública conlleva sanción y la nueva ordenanza cívica así lo contempla- o de la buena voluntad de los responsables de bares y cafeterías.

Logroño, como tantas y tantas capitales de provincia, cuenta con un buen número de establecimientos hosteleros distribuidos por todos y cada uno de los rincones de sus barrios que, no sin cierta controversia, 'soportan' que los baños establecidos por la legislación en sus negocios abran sus puertas a todo aquel que lo desee sin necesidad de consumir.

Bares y cafeterías, y el Ayuntamiento lo sabe, cargan con el peso de la auténtica red ciudadana de aseos públicos, algo a lo que podrían negarse en redondo. Así lo aclara el presidente de la Asociación de Restauración y Afines de la FER, quien afirma que los suyos son baños «públicos pero para uso exclusivo de los clientes». «Cualquier ciudadano puede acceder al local pero el dueño está en su derecho de restringir el uso de los lavabos, tenerlos cerrados con llave e incluso, aunque aquí no se estila, advertirlo con un cartel», explica Francisco Martínez Bergés.

El hostelero, consciente del malestar que la cuestión provoca entre el sector al que representa, no sólo lo justifica en que tanto el gasto y el mantenimiento de los aseos de bares y cafeterías corren a cargo del propietario, sino en la cantidad de actos vandálicos y de muestras de gamberrismo a las que deben hacer frente. «Sólo te pondré un ejemplo... ya no llevo ni la cuenta de las veces que me han robado los dispensadores del gel de manos», concluye.

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