El 'spray' mantendrá en pie la vieja estación

La calle es de todos. Ellos lo saben y reivindican su lugar. 'The Bomber' pertenece a esa nueva generación de grafiteros que tiene su particular 'estudio' en las calles de Logroño. Pero este joven de «veintipocos» no es uno más, es quien con el apoyo de algún que otro compañero firmaba hace ahora un año uno de los grafitis que más aplausos cosechan en la capital riojana desde entonces.

La actual estación de ferrocarril, pendiente de su fecha de derribo, se convertía entonces en el motivo central de uno de los 'murales' que a golpe de 'spray' acaparó todas las miradas para, en un futuro próximo, pasar a erigirse en el único testimonio que tendrán los logroñeses de lo que en su día fue la terminal de Renfe.

Pese a la dimensión histórica que adquirirá su obra cuando el cazo de las excavadoras y los martillos neumáticos reduzcan a escombros la vieja estación, 'The Bomber' prefiere ocultar su verdadero nombre y permanecer en el anonimato dada la persecución policial que aseguran padecer tanto él como el resto de amigos del aerosol...

«Ahí está el caso de 'El Maese'», recuerda mientras 'Mugre', otro de los artistas callejeros que le acompañan en su encuentro con Diario LA RIOJA, asiente con la cabeza... Recuerdan ambos jóvenes cómo se gestó el grafiti que hoy puede verse en las paredes de un almacén perteneciente a una farmacia de la plaza Monseñor Romero, justo a la derecha del Bar Trocadero. Metros y metros de «blanco impoluto» llevaron a 'The Bomber' a interesarse por el 'lienzo' y, alcanzado un acuerdo con la farmacéutica y el hostelero, ponerse manos a la obra.

El encargo era el de plasmar la estación de trenes y el reto del joven y los suyos lograr trasladarla al amplio muro desde una simple fotografía... ¿Resultado? El 'está quedando bonito, eeeeh?', que puede leerse en la parte de abajo lo dice todo. No en vano, esa fue exactamente la frase más repetida durante la semana en la que se prolongaron los trabajos.

Horas y más horas tirando de muñeca y más de «200 botes» después, 'The Bomber' descendió de la escalera y, echando un vistazo al colorido mural, subió su 'ego'... ¿Lo suficiente cómo para cobrar por ello? «Estoy seguro de que cuesta menos un grafiti que pintarlo de blanco», explica mientras cifra sus presupuestos en tres euros el metro cuadrado. «No siempre es así, porque la verdad es que nosotros queremos pintar y no todos tienen dinero», dice quien sitúa en la financiación del material su principal quebradero de cabeza.

Sabedores de que el debate está en la calle, creen que sus trabajos son su mejor tarjeta de visita. ¿Arte o vandalismo? Basta con pasarse por la plaza Monseñor Romero para responder a esa pregunta. Ellos lo tienen claro. Les gusta pintar y reclaman su espacio. Espacio que, dicho sea de paso, no tiene nada que ver con lo que el Ayuntamiento de Logroño ha habilitado en una de las paredes del Centro Joven de Lobete. Un muro de 3,66 por 2 metros que no satisface a nadie...

«Me parece una broma... Nadie que sepa de esto puede pensar que eso esté ideado para grafiteros», espeta 'The Bomber' mientras habla de sus añoradas 'Luces', los grandes muros que se alzaban antes prestos y dispuestos a recibir capas y más capas de pintura en la rotonda de Chile. «Arte libre, tío; no como el que está en los museos y tienes que pagar para poder verlo», aclara 'Mugre'.