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P.A.
Lunes, 26 de abril 2010, 02:40
El equipo alemán, lleno de calidad por todas partes, también tiene sitio para alguno de esos mamporreros que sólo sobreviven en el balonmano de aquel país. El del Lemgo se llama Daniel Kubes, un especialista defensivo que ayer demostró sus poderes. Primero, nada más salir Sasha Tioumentsev le soltó un golpe claramente intencionado, como intentando marcarle el territorio al lateral.
La actitud de Kubes fue aclaratoria: se fue para el banquillo sin esperar ni siquiera a mirar cómo el árbitro le expulsaba ni, por supuesto, a su rival que estaba en el suelo.
Lo peor llegaría al final. Con el tiempo casi cumplido, Miguel Ángel Velasco corría por el medio campo para intentar interceptar el saque del portero alemán. Velasco tuvo la mala suerte de pasar al lado de Kubes, que sin pensárselo un segundo le sacudió un golpe en toda la cara, derribándolo.
Una agresión alevosa y claramente intencionada, impropia de un jugador de un equipo así de grande. La acción provocó una tangana con casi todo el banquillo local, que vio claramente lo que había pasado. Un mal final para un partido en el que no había pasado nada más.
Aunque casi peor fue lo de los árbitros, que en lugar de enseñar la tarjeta roja que hubiera sido de rigor (y que hubiera supuesto que Kubes no pudiera jugar en la vuelta), sólo le expulsaron unos irrelevantes 2 minutos.
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