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Un bellísimo ejemplar de la ganadería gaditana de Mª Carmen Camacho se deja ver entre las lavandas y el verdor de la dehesa en la que reina. :: ARSE Y AZPI
Viaje con 'Arse' y 'Azpi' al corazón de las dehesas
CULTURA

Viaje con 'Arse' y 'Azpi' al corazón de las dehesas

Arsenio Ramírez, de Logroño, y Gorka Azpilicueta, de Pamplona, viajan a la tierra del toro para retratar al animal más bello

PABLO G. MANCHA

Domingo, 25 de abril 2010, 02:56

Arsenio Ramírez alucina con la prestancia de un toro bravo: «Es increíble verlo a su aire en una dehesa, despreocupado de todo, ramoneando entre unos matorrales o cuando se planta fijo y nos regala una mirada. Eso es sencillamente alucinante». Así habla este logroñés de 30 años que, junto a su amigo de Pamplona Gorka Azpilicueta, acaba de regresar de pasar dos semanas por la tierra del toro para alimentar una pasión que le desborda: «Al año solemos organizar dos escapadas y esta de primavera suele ser la más gratificante porque el campo está en su máximo esplendor». Con todo el material que consiguen han creado una web -www.porlasrutasdeltoro.com- y han ganado en más de 16 concursos fotográficos. «Lo que más nos motiva es el disfrute, pero con los concursos financiamos algo los viajes y el equipo, ya que cada vez somos más exigentes y queremos mejores cámaras y objetivos».

Relata Arsenio que en esta ocasión el viaje comenzó en Portugal, en Vila Franca de Xira, para ver una de las ganaderías más raras que existen, la de Fernando Palha: «Es tan variada de hechuras que no hay ni un toro igual. Es de encaste vazqueño y apenas quedan otras similares en el mundo». Desde allí partieron hacia Huelva: «Vimos dos fincas, 'Comeúñas', de Cuadri y 'La Ruiza', de Prieto de la Cal; después fuimos a Cádiz y a Sevilla para ver a Diego en La Maestranza».

Arsenio y Gorka se conocieron en los encierros de Peralta, ambos son corredores de encierros y aficionados a la fotografía: «Lo más duro es quitar tiempo en casa para irnos, pero es tal la pasión y tanto lo que disfrutamos que no lo podemos evitar», comenta Arsenio, que asegura que han labrado mucha amistada con la gente de las fincas: «Tenemos una relación muy buena con muchos mayorales, y nos reciben con afecto». Para lograr las fotos se suben en árboles, en coches, en carros de cebada, aunque lo que más les gusta es apostarse en un punto estratégico y esperar al toro para lograr la imagen soñada.

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