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Los del Vianés mantearon ayer a Keita, tras su vuelta al campo. :: J.R.
Keita, el joven 'sin papeles' afincado en Logroño revive la libertad recuperada in extremis
REGIÓN

Keita, el joven 'sin papeles' afincado en Logroño revive la libertad recuperada in extremis

El jugador del Vianés agradece el respaldo recibido para lograr revocar la orden de expulsión a la que aguardaba en prisión

TERI SÁENZ

Jueves, 22 de abril 2010, 10:17

El martes por la tarde, un funcionario entró a la celda de Keita y le devolvió sus pertenencias. «Puedes marcharte», le dijo sin muchas más explicaciones. El joven tomó sus cosas y abandonó la cárcel de Logroño con la misma incredulidad con la que había ingresado hacía 18 días, después de que la Policía le requiriera la documentación y él huyera enfrentándose a un juicio rápido que culminó con una orden de expulsión que debía concretarse en breve.

Keita tuvo tiempo de llamar a los suyos, recuperar la perenne sonrisa que había extraviado estas semanas y llegar a tiempo para ver el partido del Barcelona contra el Inter de Milan por televisión. «Sí, sí; fútbol lo que más gusta», dice en un esforzado español con frases entrecortadas en las que se repite una y cien veces la misma palabra: «Gracias». Apenas unas horas después de salir de la cárcel una vez que la juez suspendiera la pena impuesta a instancia del fiscal Juan Calparsoro, el también jugador del Vianés por quien el club se ha desvivido estos días recapitula los destinatarios de sus agradecimientos. «Gracias al fiscal superior, gracias a la juez, gracias a USO, gracias a los compañeros del equipo, gracias al periódico...»

Sayon Keita es alto y negro. Muy alto y muy negro. Su 1,90 metros de estatura apenas encajan en la silla, y sólo las palmas de las manos con que se frota continuamente la cara como para desquitarse de tanto protagonismo se suman a la claridad de sus ojos y su dentadura.

Keita ha pasado miedo. Mucho. Tanto como cuando hace dos años tomó un cayuco en su país y tras cinco días en alta mar recaló en Tenerife. Él prefiere no acordarse de aquello. Tampoco de su estancia entre rejas, donde por las noticias que le llevaban su hermano, su abogada Marta Gómez Vázquez, o su entrenador y los recortes de Diario LA RIOJA que le facilitaba la profesora del centro penitenciario sabía que algo se movía fuera para evitar lo que él ya daba por hecho a estar alturas: verse de vuelta en su país. «No dormir bien ningún día», confiesa. Como ha hecho durante los dos años que lleva afincado en Logroño, en la cárcel tampoco ha parado. Por las mañanas, gimnasia; por las tardes, clases de español; por la noche, pesadillas.

«Vivir normal, vivir normal», insiste cubriéndose de nuevo la cara. La normalidad es ahora para Keita pasear con tranquilidad, buscar trabajo y entrenar con el Vianés. Ayer sin falta volvió a hacerlo. «Fútbol lo que más gusta», insiste recordando la primera vez que pisó el campo de hierba artificial del Príncipe de Viana. «En mi país, sólo tierra; allí pagar para jugar». Fue el deporte y los ecos de triunfo llegados de Europa lo que le llevaron, como a tantos otros Keitas anónimos, a emprender una aventura que arrancó en Canarias, siguió en Madrid, recaló en Logroño donde también vive su hermano regularizado hace años y que no descarta prolongar en algún otro país como jugador profesional. «Inglaterra, Chelsea», apunta demostrando su afición por el equipo de Drogba que comparte sus sueños con otro ídolo nacional: Puyol. «También central, fuerte, buen jugador».

Keita coge la bolsa aún algo aturdido y cumple la rutina que rompió su entrada en la cárcel para ir a entrenar. ¿Jugará el próximo partido? «Míster manda», dice mirando de reojo a Jaime Calvo. Antes de irse vuelve a dar las gracias. Esta vez en su propio idioma: . Y con la lección aprendida: «Si viene la Policía otra vez, nunca salir corriendo».

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