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NURIA ALONSO
Miércoles, 14 de abril 2010, 02:20
Ojoplática me quedé la semana pasada cuando oí que a la ministra Aído hay una cosa que no le termina de gustar. Como si fuera una novedad. Resulta que a la ministra de Igualdad (cuyas atribuciones sigo sin terminar de entender) no le parecen de buen gusto los cuentos infantiles (ojo, infantiles) de princesas, príncipes, bodas y perdices.
Alega la ministra que fomentan estereotipos machistas que deben desaparecer de una sociedad que va en pos de la igualdad entre hombres y mujeres.
Resulta que, según la tesis de Aído, no era la Bella Durmiente la que tenía que ser salvada sino que ella debería haber salvado al Príncipe Felipe. Y que Blancanieves no tenía que haber mordido la manzana envenenada, sino, no sé, igual el príncipe o los enanitos (perdón, los 'bajitos' por aquello de no discriminar) tenían que haber mascado el fruto prohibido.
Supongo que esta teoría también afectará a Bambi y a la muerte de su madre (soltera, por cierto, y monoparental). Me imagino a bote pronto que el Rey León tendría que haber sido la Reina Leona. Y que la Bella tendría que ser la Bestia y viceversa. Menudo lío.
Aludía la ministra a los cuentos de Disney, pero no hacía ninguna mención a los superhéroes de cómic, tan masculinos y musculosos ellos. Ni una palabra al respecto. Será porque ellos no se ven afectados por esta tontería gracias a sus poderes.
Puestos a igualar, deberían darle un toque también al creador de la pareja más desternillante del panorama español. Lo ideal sería que pasaran a ser Mortadela y Filemona, que trabajaran para el T.I.O...
Y puestos a cambiar, ¿por qué no cambiamos a los dirigentes que tienen tanto tiempo libre?
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