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QUE QUEDE ENTRE NOSOTROSMAYTE CIRIZA
Miércoles, 10 de marzo 2010, 01:31
Es probable que algunos niños -sí, escribo conscientemente niños porque creo que es la palabra más adecuada para la edad- suizos, franceses o españoles de 12 años apenas superen en altura el mostrador de algunas farmacias; o que necesiten una banqueta para alzarse hasta alguna de las máquinas dispensadoras de preservativos. Sin embargo, tal y como publicaban los medios de comunicación la semana pasada, los niños de esa edad en Suiza van a disponer de preservativos fabricados específicamente para el sector de edad comprendido entre los 12 y 14 años.
Los minicondones suizos se llaman y son igual de largos que los normales, aunque tienen casi un centímetro menos de diámetro. Todo esto viene por las conclusiones de un estudio de la 'Comisión Suiza para la infancia y la juventud', según el cual los niños de entre 12 y 14 años de edad tienen más relaciones sexuales que hace una década, y una cuarta parte de los chavales entrevistados se quejan de que el preservativo estándar es demasiado grande para ellos.
La barbaridad no es fabricar o repartir condones para los niños de 12 años. La barbaridad es mantener relaciones sexuales a esa edad y que la sociedad se quede tan ancha. Lo que hay que repartir es educación sexual, porque con esas edades no se tiene la madurez física o intelectual suficiente para conocer plenamente las consecuencias de mantener relaciones sexuales, lo que, desde luego, no es un juego de niños. Algo está fallando en nuestra sociedad cuando lo único que se nos ocurre es repartir preservativos entre chavales de 12 años.
A este paso, ¿dónde queda la infancia? Creo que es un deber y una responsabilidad de las familias y de la propia sociedad proteger la inocencia de los hijos. Se está sexualizando a las niñas y niños desde la más tierna infancia: con las modas, con las series de televisión, con la publicidad, y, claro, esto tiene consecuencias. A estas edades es más apropiado ocuparse y divertirse con actividades acordes con su nivel de madurez, y tienen otras cosas que hacer: estudiar, jugar, salir en grupo. en fin, ir descubriendo la vida. Pero de ahí a tener relaciones sexuales completas con 12 años, hay un abismo.
Lo que hemos visto anunciado, entre la sorpresa y la incredulidad, puede ser sólo un anticipo de lo que a buen seguro llegará a España. Después del aborto a los 16 años -que en sí mismo es una barbaridad, y encima sin consentimiento ni conocimiento de los padres- podemos esperarnos cualquier cosa.
Como medida 'profiláctica' (nunca mejor dicho) se me ocurren, entre otras, campañas de sensibilización y educativas como las que se hacen para fomentar conductas cívicas. Todos sabemos de la importancia que las campañas de vida saludable, de prácticas responsables, desempeñan en cualquier sociedad democrática y desarrollada. Y si se le quiere dar el tono frívolo que ha impregnado las noticias sobre el tema, pues nada, podemos reutilizar aquella pegadiza campaña publicitaria, música incluida, que decía 'pequeñines no, gracias, debes dejarlos crecer'.
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