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PABLO ÁLVAREZ
Domingo, 7 de marzo 2010, 11:05
El Naturhouse necesitaba un día de tranquilidad. A todo el mundo le viene bien, en realidad. Pero a este baqueteado grupo, obligado a exigirse a estas alturas mucho con muy poco, más que a nadie: un día para ganar con cierta soltura a un equipo inferior pero guerrillero. Una victoria con mérito, pero tampoco un día para sudar sangre. Calma, en fin, que la guerra es larga y quedan muchas batallas.
El Naturhouse no arrolló al Cangas, eso sería exagerar. De hecho, el partido se pareció mucho a lo que suelen ser las visitas de los pequeños a los grandes. O sea, con el equipo menor saliendo sin complejos, aguantando una parte y pico en el marcador para luego, a partir del cuarentaytantos, empezar a perder pie en el marcador hasta acabar más o menos apalizado.
El Naturhouse no es un grande de la liga, ni tiene sus recursos. Pero la distancia con el Cangas sí que es grande. Porque los pontevedreses son un equipo de la División de Honor B transplantado con los mínimos retoques posibles a la Asobal. Un equipo humilde que no se ha vuelto loco en su retorno a la liga grande; su presupuesto es el que es, y da para lo que da. Pero el precio de la modestia es, en esta liga, el que está pagando el Cangas: ir con 5 puntos a estas alturas.
Mejorando
Aunque lo cierto es que el conjunto que ahora entrena Nikola Milos se ganó ayer más de un aplauso en el Palacio. El Cangas del croata es un equipo aguerrido, con planteamientos interesantes (el Naturhouse, por ejemplo, sufrió a ratos con sus defensas abiertas) y que sabe lo que quiere. Otra cosa es que le falten mimbres para conseguirlo. Pero su intención es loable.
Ayer, verbigracia, los gallegos no fueron inferiores al Naturhouse durante la primera mitad. En algún tramo lo hicieron incluso mejor, aunque nunca pudieron ir por delante en el marcador.
El Naturhouse, mientras, intentaba sacudirse de encima la modorra en la que le han sumido sus múltiples males físicos. Los riojanos tienen a mucha gente bajo mínimos, pero ayer al menos recibieron un par de buenas noticias. La mejor, el buen partido de Isaías Guardiola, más rápido, afilado y afinado que en toda la segunda vuelta.
También afinado estuvo en ataque Víctor Vigo; el central gallego fue un martirio para sus paisanos en el uno contra uno, y ganó espacios en ataque que fueron clave.
Tras esa ajustada primera parte (que acabó 16-14), el Naturhouse salió ejerciendo de grande en la segunda: con más aplomo en la defensa, Isaías puso al Naturhouse cuatro arriba (18-14). El último arreón de los gallegos les acercó (19-18) antes de que Víctor Vigo y Ángel Romero tiraran del equipo en ataque, mientras Gurutz Aginagalde paraba unos cuantos balones claros.
Un 4-0 alrededor del minuto veinte acabó con la discusión: 30-23. Y el Naturhouse (y su público) respiró en una tarde calmada, por fin. Que falta les hacía a todos.
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