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JAVIER CAMPOS jcampos@diariolarioja.com
Jueves, 25 de febrero 2010, 09:34
¿Peatonal? Sí, aunque sólo recomendable con cierto tipo de calzado. Las amplias zonas ganadas al tráfico rodado tras la reforma de la Gran Vía logroñesa han ido mostrando con el tiempo sus mil y una trampas. Amén de los problemas generados por los miles de vehículos diarios que circulan por el adoquinado de granito, y para los que el asfalto se presenta como única solución efectiva, el estado de las baldosas reservadas al tránsito a pie vendría a sumarse a los quebraderos de cabeza que el PP dejó en herencia al actual equipo de Gobierno PSOE-PR.
Se da la circunstancia de que tales quebraderos de cabeza, paradójicamente, empiezan por las extremidades inferiores... Las amplias separaciones y socavadas juntas que presentan las losetas del suelo -de varias formas y tamaños entre Vara de Rey y Murrieta- hacen que el paseo por la céntrica vía pueda llegar a convertirse en toda una carrera de obstáculos para aquellas que, calzadas con zapatos altos, se adentren con más o menos paso firme.
Las quejas y reclamaciones presentadas al Ayuntamiento por la ciudadanía, mujeres en su mayoría, dejan constancia de los riesgos que entraña caminar con tacones por la Gran Vía. De hecho, y tras su inauguración en el 2007, no hay logroñesa que no 'se los haya dejado' entre el adoquinado. Las numerosas 'tapas' que siembran las juntas dan fe de ello y son el mejor ejemplo de la notable preocupación municipal por el aumento de caídas fruto de tal situación.
Diario LA RIOJA se ha echado a la calle para comprobar los 'peligros' que acechan a cada paso a los pies femeninos... Para ello, ha acompañado a Cristina en su quehacer diario, una joven logroñesa a la que, según confiesa, ya no le alcanzan los dedos de las manos para contar las 'tapas' que se ha dejado entre baldosa y loseta. Como ella, son mayoría las que respiran aliviadas si logran salir indemnes de la experiencia.
Basta un segundo de mala suerte para quedarse 'atrapada' con el consiguiente riesgo que conlleva, no sólo para los tacones de las féminas, sino para su propia integridad física. Esguinces y torceduras están a la orden del día, especialmente en señoras mayores.
Bastan unos minutos de paseo y conversación para comprobar cómo sufren los de Cristina. «El más breve recorrido en un mal día puede hacer que te quedes con los tacones 'clavados' entre las juntas del adoquinado unas cinco o seis veces», comenta mientras trata de recuperar su zapato 'enganchado' no sin cierto esfuerzo.
Casos como el de la joven se cuentan por cientos. No en vano, y en pleno recorrido, son varias las señoras que acuden al encuentro de periodista y fotógrafo para mostrar su malestar con una situación que sufren a diario... «¡Si supiera el alcalde la cantidad de tapas que me he dejado y los tacones que he destrozado entre las juntas de la Gran Vía!», nos espetan en plena carrera.
El Ayuntamiento de Logroño, consciente de ello, ya ha anunciado su intención de que, una vez resueltos los problemas ocasionados en el suelo por el tráfico rodado, será tiempo de análisis para mejorar la zona reservada al tránsito a pie. Abordar el asunto, parece, pues, cuestión de tiempo.
Mientras tanto, y a la espera de que el equipo de Gobierno estudie tal circunstancia, quédense con el consejo de Cristina: «Con tacón ancho o plataforma no hay nada que temer, pero si te resistes a bajarte de los altos y estilizados el secreto está en andar de puntillas». Palabra de mujer... sin zapato plano.
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