El Naturhouse arrolla a un decepcionante Haukar y pone el pie en los cuartos de final de la Copa EHF

Pues nada, que el Naturhouse está en cuartos de final de la Copa EHF. Queda un partido, es verdad, esta noche en el Palacio de los Deportes. Pero visto lo visto ayer, tanto en el marcador (34-24) como en el parqué, que el Haukar le remonte 10 goles en Logroño al Naturhouse entra en el terreno de la ciencia ficción.

Porque hay mucha diferencia. En los días previos al partido quedaba abierta la duda sobre el nivel real del equipo islandés. Era para preguntárselo, claro: Islandia es una potencia, siempre metida en la pomada internacional, bronce por ejemplo en el último Europeo. Y el Haukar es el líder destacado de su liga. Y aunque la mayoría de las figuras islandesas jueguen fuera, algo debían dejar en casa, se suponía.

Pues no mucho, por lo visto. El Haukar demostró ayer un nivel de juego con el que pasaría muchos apuros en la liga española. Tienen los islandeses, sobre todo, un montón de carencias tácticas; probablemente les falta rodaje contra equipos distintos al balonmano nórdico.

El balonmano español es muy exigente en lo físico y en la técnica de los jugadores, pero también en la táctica de sus equipos. Hay conceptos que aquí son muy comunes, pero que hacen que equipos de otros países choquen como contra una pared.

Un ejemplo clásico es la defensa 5-1. El Haukar vive mucho, por lo visto, de hacer circular el balón a toda velocidad en su primera línea, intentando sacar de sus casillas a las defensas 6-0. Pero con un 5-1, el jugador adelantado dificulta mucho esa circulación. El 5-1 del Naturhouse, forjado en la 'escuela Pastor' es de los mejores que se pueden encontrar. Y el Haukar, simplemente, se estrelló contra él.

Roto, pero poco

Pronto se vio que el partido iba a ir por ahí. Para el minuto 9 el Naturhouse iba ya 8-2, y uno de los goles del Haukar había sido en un contraataque. Los islandeses no lograban posiciones de tiro que pudieran inquietar a Gurutz Aginagalde: el 5-1 era demasiado para ellos.

El partido se había roto ya, pero aún debía haberlo hecho más. Porque el Naturhouse desperdició un buen montón de oportunidades tirando contraataques por malos pases, y con alguna que otra pérdida. Y porque, además, los locales sufrieron tres exclusiones muy seguidas entre el 19 y el 25 de la primera parte, que permitieron a los islandeses coger algo de aire, y hacer así que los riojanos no se fueran por encima de esos 6 goles.

Porque si la defensa era demasiado para el Haukar, el ataque del Naturhouse tampoco les iba nada bien. En especial, los más livianos jugadores islandeses no tenían respuesta para Ángel Romero. Tiene el Haukar un par de defensores con tamaño, pero sólo en el centro. En cuanto Angelito buscaba posiciones abiertas para jugar con los laterales, creaba agujeros del tamaño del túnel de Piqueras. Y por ahí entraba el Naturhouse. A falta de que Isaías Guardiola se entone (que ya llegará), ayer fue el día de Alfredo Sorrentino. Al valenciano, habitualmente excelente en defensa, se le van viendo poco a poco mejores cosas en ataque. Ayer metió el brazo a fondo, para acabar con 6 goles y unos cuantos pases.

La primera parte acabó con 15-9, pero cuando empezó la segunda, pronto se vio que eso era poco. El Naturhouse mostró su superioridad una y otra vez, y las distancias se fueron abriendo poquito a poco. La máxima fue, rondando el minuto 20, de 30-17. Era quizá excesivo castigo para el Haukar, que se colgó de su excelente lateral izquierdo (Sigurbergur Sveinsson, un tipo con futuro a quien le faltan algunos centímetros y algo de defensa para poder ser una superfigura) para no acabar humillado.

Al final fueron 10, como podían haber sido 15. Hoy toca (20.00, de nuevo), el segundo acto. Será un día para disfrutar: pocos partidos europeos tan plácidos se pueden ver.