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Miguel saluda a la grada, tras el abrazo de sus compañeros en el primer gol. :: JONATHAN HERREROS
Tres goles y poco más
FÚTBOL

Tres goles y poco más

La SD Logroñés superó la barrera de los cien tantos en un partido de escaso fútbol en el que el Autol aguantó bien hasta el primer gol

SERGIO MARTÍNEZ

Lunes, 15 de febrero 2010, 02:17

La Sociedad Deportiva Logroñés sigue engordando sus mareantes cifras. La barrera de los cien goles era ayer el aliciente principal. Sólo faltaba un gol, que no tardó en llegar. Después, dos más, y otros tres puntos para un equipo que sigue paseándose. No necesita forzar nada para sacar adelante sus partidos, y eso acaba convirtiendo en un lastre a la hora de desarrollar su juego.

Y es que ayer, tres goles y poco más. La SD Logroñés no tuvo su mejor día, en un partido bastante gris en el que el Autol hizo lo que casi todos los equipos que llegan a Las Gaunas, aguantar bien hasta recibir el primer gol. Y es que el conjunto visitante tuvo incluso una buena ocasión de gol con el empate a cero en el marcador, pero un centro raso de Jabalí se paseó por el área sin encontrar rematador. Un susto y la respuesta. No había llegado apenas con peligro el equipo blanquirrojo, pero no hizo falta mucho para estrenar el marcador. Un rechace del portero visitante dejó el balón franco para que Miguel pusiese el primero. El gol número 100 de la Sociedad Deportiva fue obra de su capitán.

El Autol había aguantado muy bien durante 24 minutos y entonces acabaron sus esperanzas. Poco después, Moisés ponía el segundo tanto con un auténtico golazo desde treinta metros que entró por la escuadra. Y poco más hasta el descanso, tras el cual, el Autol lo intentó por última ocasión. El recién salido Murillas asustó a los locales con un disparo a la media vuelta. Y de nuevo, la reacción. En esta ocasión, Jorge Herreros fue el encargado de poner el tercer y último tanto con un buen remate de cabeza ante el que nada pudo hacer el meta visitante.

El partido continuó por los mismos derroteros, con un Autol cada vez más apagado y una SD Logroñés sin gran interés en el partido. Los minutos pasaban con jugadas de ataque aisladas, sin una continuidad en el juego que permitiese disfrutar al público. Pese a ello, la calidad de los jugadores locales permitía momentos de brillantez. No hacía falta mucho más. El partido no tenía historia, y sólo se esperaba a que el pitido final certificase un nuevo triunfo local.

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