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Las riojanas se anotaron ayer un éxito al conseguir extender en la sociedad el debate sobre la igualdad real pendiente. En una jornada sin precedentes, las mujeres de La Rioja secundaron masivamente los multitudinarios actos de protesta, aunque su respuesta a la convocatoria de paros ... parciales fue muy irregular: sólo registró una especial incidencia en el sector público y, dentro de él, en el ámbito educativo. La jornada, salvo el escrache al acto del PP al que acudió la ministra de Igualdad, Dolors Montserrat, transcurrió sin incidentes, en un ambiente festivo pero de intenso tono reivindicativo, que sirvió para marcar un antes y un después en la demanda de una igualdad real efectiva con los hombres.
El histórico 8M que removió la cotidianidad de cualquier jueves en los municipios riojanos se cerró con dos manifestaciones que recorrieron el centro de Logroño, aproximadamente a la misma hora que las cientos de marchas convocadas en el resto de España. Según los sindicatos mayoritarios, más de cinco millones de personas secundaron los paros de dos horas en cada turno de trabajo y, al igual que en La Rioja, el día no registró incidentes de consideración, salvo la actuación de un piquete en la Universidad Complutense de Madrid.
De forma paralela a Logroño, los principales municipios riojanos registraron ayer concentraciones y lecturas de manifiestos, si bien el seguimiento de la huelga resultó escaso en las distintas localidades.
Los lemas feministas y los cánticos por la igualdad, así como el color morado, dominaron los actos celebrados en la comunidad, como la manifestación estudiantil y las dos concentraciones que tuvieron lugar por la mañana y por la tarde ante la sede del Gobierno de La Rioja. UGT y CCOO celebraron, además, el seguimiento «masivo» de los paros parciales por turno en «las empresas más importantes» de la región y en los servicios de la Administración General del Estado, como la Agencia Tributaria. En el caso de la Administración riojana, según el Gobierno regional, el apoyo a la huelga y a los paros de dos horas fue «escaso», aunque estos se dejaron sentir con especial repercusión en educación. En el caso de la Universidad de La Rioja, por ejemplo, uno de cada cuatro trabajadores no acudió ayer a su puesto de trabajo.
En cuanto al sector privado, la jornada apenas se notó en los centros comerciales, el comercio de ciudad y las oficinas, y la imagen que ofreció el epicentro de la capital riojana durante todo el jueves fue la de un día normal, con los clientes accediendo a las tiendas o a las oficinas para realizar sus gestiones. Eso sí, a pesar de las persianas subidas (muchas trabajadoras aseguraron que les era imposible hacer huelga por razones económicas) y del mantenimiento de la actividad ordinaria, en el ambiente se dejaba sentir vivamente el clamor de las reivindicaciones entre los cláxones de los piquetes que animaban a las mujeres a ser activas en el desarrollo de la jornada reivindicativa.
Y lo fueron. Por la noche, con el apoyo también de muchos hombres, acudieron de forma desbordante a la manifestación convocada por la Plataforma 8 de Marzo. Una marcha que congregó a centenares de ciudadanos en Logroño y tan grande como pocas se recuerdan en la comunidad, lo que obligó a la organización a improvisar cambios en el recorrido debido a la respuesta social obtenida: cuando la cabecera ya había doblado el final de la calle Portales, todavía muchos manifestantes aún no habían salido de la Glorieta del Doctor Zubía, punto de partida de la protesta.
Algo parecido ocurrió en la marcha convocada en Madrid, que logró colapsar literalmente el centro de la capital de España. La gran afluencia de asistentes hizo necesario desviar la cabecera de Atocha a la plaza de Cánovas del Castillo. Además de Madrid, centenares de miles de mujeres salieron por las calles de las principales ciudades españolas bajo lemas como 'Paramos para cambiarlo todo' o 'Si nosotras paramos, se para el mundo'.
Lazos morados
Todos los partidos sin excepción se sumaron a las reivindicaciones de la jornada. Incluso con gestos más que expresivos. Así, el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lució un lazo morado en la solapa durante su intervención en el foro del Partido Popular Europeo celebrado en Valencia, acto que aprovechó para referirse al Día Internacional de la Mujer como «oportunidad para concienciar a toda la sociedad de la importancia de lograr la igualdad real» entre hombres y mujeres. El mismo lazo también que pendía en la chaqueta de la ministra de Igualdad, Dolors Montserrat, quien clausuró en Logroño un foro organizado por el PP. La ministra fue recibida por un grupo de feministas que afearon su presencia y la política «patriarcal y capitalista» de su partido entre gritos de «¡No es lo mismo, no es igual, una trabajadora que la Cuca o Montserrat!». A pesar de este incidente, Montserrat recordó las medidas adoptadas para avanzar en la equiparación «real y efectiva» de hombres y mujeres, y subrayó que «la bandera de la igualdad ondea con más fuerza cuando gobierna el PP». Por su parte, el presidente del Gobierno regional, José Ignacio Ceniceros, advirtió (también con su lazo morado) de que el cambio social «no tiene vuelta atrás».
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