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I BARRIOS I CASCO ANTIGUO

Los vídeos de la vergüenza

Los socios de 'Queremos dormir' defienden su derecho al descanso y a la seguridad.La Asociación 'Queremos dormir' cuelga en su página más imágenes de la marcha nocturna logroñesa, entre ellas, la de una joven que baila desnuda.

M. SCHMITT

Martes, 5 de junio 2007, 12:24

Según explican los afectados -muchos de ellos viven allí desde antes de instalarse los bares-, estas denuncias fueron recibidas por el Jefe de la Policía Local, el Ayuntamiento de Logroño, la Delegación del Gobierno en La Rioja, la Dirección General de Justicia e Interior, la comisaría y el Rectorado.

Así, creen que, en una «sociedad tan individualista y que persigue el ocio por encima de cualquier compromiso», el simple hecho de que personas que apenas se conocen pero que coinciden en un grave problema (no poder dormir ningún fin de semana porque viven en la zona de bares del Casco Antiguo) decidan juntarse y compartir sus desvelos para solucionar un problema es un avance muy importante.

Este grupo de ciudadanos logroñeses, que recuerdan que pagan los impuestos como el resto, saben que les asiste el derecho, la legalidad «y hasta el sentido común». «Cuando vives una pesadilla como ésta y que además no estás sólo es algo esperanzador, y que te anima a seguir en la tarea», señalan los miembros de la asociación. En pocas palabras, exigen uno de los derechos tan elementales como el del descanso.

«La Asociación denuncia también la absoluta pasividad de las autoridades competentes que conocen la situación y no toman ninguna medida por iniciativa propia, haciendo que seamos los vecinos quienes hagamos las funciones de vigilancia y de denuncia, tergiversando con ello uno de los principios fundamentales de las sociedades democráticas», señalan en su página web.

Intereses encontrados

Sin embargo, en esta zona de la capital riojana coinciden muchos intereses «encontrados» en torno a la 'movida' nocturna: el negocio de los hosteleros, la diversión de los jóvenes y la tortura de los vecinos.

Ahora están inmunes; ya nada les sorprende. Ni siquiera la imagen dantesca de una joven borracha que, al ritmo de la ruidosa muchedumbre, baila como Dios la trajo al mundo por toda la calle Sagasta. Creen que en algún momento alguien les tendrá que empezar a escuchar. Porque hablan de un «infierno» que ya, tristemente, se ha convertido en algo cotidiano. A los vecinos de las calles Sagasta, Marqués de San Nicolás, Boterías, Cerrada o la plaza Martínez Zaporta ya casi nada les sorprende. Sin consuelo por no poder pegar ojo ningún fin de semana desde hace más diez años, y hartos de quejarse ante las distintas administraciones sin que se les ofrezca una solución, decidieron hace unos meses crear una asociación, 'Queremos dormir', que denuncia a través de imágenes (fotos y vídeos), en una página web, los tormentos que aguantan los viernes, sábados, vísperas de festivo, laureadas, fiestas universitarias, sanmateos, carnavales...

Las borracheras, los gritos, los cantos, las meadas y vomitonas, los timbrazos, el arranque de señales de tráfico, las pintadas en las fachadas de sus edificios. Todo esto sucede los fines de semana en Logroño, y todo ello con una «pasividad» de los responsables municipales y policiales que les hacen sentir «abandonados» por las instituciones.

Si hace unos meses las imágenes que se podían ver en la página de la asociación -www.queremosdormir.es- o en la internacional www.youtube.com eran la de una jauría de jóvenes, etílicamente afectados (porque no tiene otra explicación), emprenderla contra seis (sí, 6) patrullas de la policía, que abandonan la calle Sagasta con el rabo entre las piernas, las que salen a la luz ahora impresionan a cualquiera.

Un baile ¿sensual? Lo ejecuta una joven adolescente que se baja los pantalones y, con su trasero al aire, va bailando una especie de samba por toda la calle Sagasta hasta el Puente de Hierro. Las imágenes, que fueron captadas hace aproximadamente un mes y medio por uno de los insomnes socios del colectivo 'Queremos dormir', muestra a la joven, visiblemente perjudicada por el alcohol -o por otras sustancias-, que decide llamar la atención de los jóvenes que entran y salen de los bares de la zona.

Los móviles en acción. Poco a poco, más por sus escasas ropas (lleva sólo unos pantalones, que arrastra por el suelo) que por los contorneos de su cuerpo, la gente comienza a seguirla, emulando a las ratas de Hamelin y al flautista de esa misma localidad. Con cierta timidez al principio y guardando un poco las distancias con la muchacha, que sigue con su frenesí, la horda decide perpetuar la imagen con sus móviles.

Meneando el culo. Pero pasan los segundos, y la gente, que se coloca a escasos metros de la joven, comienza a vociferar y a aupar a la bailarina, que comienza a animarse a diez metros del Puente de Hierro. Ella responde a su público y empieza a menear el culo a un ritmo frenético, al tiempo que levanta los brazos y continúa con su lento peregrinar.

Sorpresa y traca final. Poco antes de llegar al viaducto, un coche intenta pasar al grupo de jóvenes que observan el espectáculo. El conductor, al ver la escena, pisa el freno y parece mirar a la mujer sorprendido; ella, a lo suyo, a sus meneos y su ritmo imparable. Al llegar al puente, el aforo roza el medio centenar de personas, muchas de ellas con sus móviles grabando a la joven, que ofrece para la despedida su traca final, marcando sus pasos -siempre con los pantalones bajos- de cara a su público y esperando un bis.

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