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PABLO ÁLVAREZ
Domingo, 27 de mayo 2007, 11:47
Cierto es que el Darien no estaba a esta guerra. Con el partido casi perdido de antemano, los franjirrojos hicieron lo justo; es decir, salvar el expediente, mantenerse veinte minutos en el encuentro, y pasar de molestar a los anfitriones intentando una remontada en la que nadie creía. Como si los logroñeses jugaran en Santander (donde ganó el Teka, que nos mete en descenso) y no en Barcelona. Y si uno olvida lo que tiene delante, pasa lo que pasa.
Porque para hacerle cosquillas a un grande en su casa uno tiene que tener, al menos, tres cosas. A saber.
Una, una gran defensa. En líneas generales las cosas no se hicieron mal, y hubo varios momentos en los que el Barça se vio forzado a llegar al límite del pasivo (que, por cierto, para ellos duraba muchííííísimo). Que luego apareciera Iker Romero con el cañón, es otra cosa. Pero también hubo momentos de olvido, y circulaciones de los extremos demasiado sencillas.
Dos, hace falta un extraordinario ataque. Y el Darien, aunque con un buen orden -Amargant estuvo bien, una buena noticia sin Marne- se lió a perder balones sin ton ni son. El rey en esto fue, de nuevo, Isaías Guardiola: el valenciano es único para simultanear en el mismo partido lo mejor (tirazos, caderazos, grandes pases) con lo peor, como pases a la grada y lanzamientos al ombligo del portero.
Tres, para ganarle a un grande hace falta algo de suerte. Y ni de eso tuvo el Darien. Hacia el minuto 25 de la primera parte, por ejemplo, hubo dos jugadas como para desesperarse. En una, un paradón de Gurutz acabó en dos rebotes sucesivos... ambos para el Barça. Gol de Iker Romero. En la siguiente, Juanín García tiró una contra al palo, y el rebote... otra vez para los blaugrana. Gol de Jerome, y el Barça a 5 goles. El Darien es un perro flaquísimo, y tantas pulgas son demasiado para él.
En fin. Cuando, en el minuto 18 de la primera (con el marcador 10-9), Xesco Espar puso a sus hombres, que estaban en superioridad, a defender 5-1, el Darien se atascó. Los últimos 10 minutos los emplearon los locales en ir agrandando el hueco, hasta el 17-12. A los logroñeses los defensores catalanes les parecían cada vez más altos, y ni siquiera contaban con las contras de Tvedten, que se retiró pronto por precaución tras un pinchazo (no parece ser nada) y sólo salió a tirar penaltis.
Con las cosas así, sólo cabía esperar una reacción de raza en la segunda mitad. Y algo hubo. El Darien no salió mal, con Amargant anotando y dirigiendo, y se acercó ligeramente: 19-16, y balón para ponerse a dos. Dos malas jugadas de Isaías pusieron al Barça en 22-17. Luego hubo una exclusión para Víctor Tomás; el Darien defendió bien en superioridad pero Romero enganchó un obús con la mano del pasivo levantada. Era 23-17, y el partido estaba terminado allí mismo, aunque aún le quedaran 20 minutos.
La cosa acabó con el Darien rotando y con el Barça buscando como fuera el golito del homenaje a Skrbic en su despedida. El balcánico lo marcó, y se acabó el carbón.
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