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Hay vida
BALONMANO ASOBAL I DARIEN - ANTEQUERA

Hay vida

El Darien sigue vivo gracias a una gran victoria, pero pierde a Pérez Marne para el resto del año

PABLO ÁLVAREZ

Domingo, 20 de mayo 2007, 11:50

Así, en el minuto 22, cuando Alexis conseguía darle la vuelta al marcador (21-22), todo parecía perdido.

Pero el Darien ganó. Con una defensa prodigiosa, con un Tvedten matador, un Gustavo Alonso enorme, un Amargant listísimo en momentos clave. Con un Isaías culminando, un Gurutz que parecía tener ocho brazos. Con un Palacio en éxtasis.

Ganó porque debía ganar, porque nadie iba a quitarle su partido. Y aunque la permanencia sigue siendo difícil, nadie puede decirle a esta gente qué puede o qué no puede hacer.

El guión

La verdad es que la pelicula, hasta la lesión de Marne, había trancurrido como si el guionista hubiera nacido en la calle Mayor. El Darien, por fin, defendía con aplicación y compromiso, yendo de verdad a cada choque, desesperando a los lanzadores malagueños (en especial a Janhs, que se hartó de mandar balones a la luna). Eso facilitaba la labor de Gurutz, que se creció hasta parar lo fácil... y lo casi imposible.

Y mientras, en ataque, Marne mandaba y los demás ejecutaban. La pareja rubia de extremos (Tvedten&Petersson, vaya par), desató la locura con algunos goles de genio. Así, la diferencia se fue abriendo poquito a poco, hasta los 4 goles al descanso.

Cuando Marne se lesionó, el Darien tenía el balón para irse a cinco goles. Pero, lo dicho, en el desconcierto posterior a punto estuvo de írsele el partido por la borda. Un gran Alexis Rodríguez martilleaba a los locales, que perdían la vida con cada bocanada.

Y entonces, en el 23, empezaron a pasar cosas. Gustavo Alonso, probablemente en su mejor partido del año, empató. Amargant cortó una contra provocando una falta en ataque, y en la siguiente jugada robó un balón clave que Tvedten marcó. Era el 23-22.

Obradovic empató de nuevo, antes de que Curkovic se hiciera expulsar en un penalti clarísimo, que Tvedten marcó. 24-23.

Alonso forzó un nuevo penalti a falta de dos y medio; era casi definitivo, y le tocaba a Tvedten de nuevo. ¿Se puso nervioso el noruego? Si lo hizo, tiene una manera curiosa de demostrarlo: se fue al círculo central, y empezó a darle toques al balón con el pie sin dejarlo caer. Como veinte dio: luego se fue a su sitio, y marcó.

Gurutz hizo un paradón, Isaías marcó la puntilla (golazo en pasivo), y el Darien ganó. Esto sigue en marcha: parecían muertos, pero en este equipo hay vida.

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