Con 3.076 almas

Y otro, por la irrupción de nuevos equipos que han llegado a la liga con nuevos aires... y mucho público.

Así, los dos recién ascendidos -Darien y Antequera- mueven una cantidad de aficionados que para sí quisieran muchos equipos de más historia y presupuesto. El equipo malagueño se ve penalizado por el escaso aforo de su pabellón (en el Fernando Argüelles caben oficialmente 2.229), que suele estar sin embargo más que lleno. De hecho, la media es de alrededor de 2.300.

El Darien, sin embargo, tiene la suerte de poder contar con un Palacio más ajustado a sus necesidades. Las 3.800 butacas del Palacio se han llenado en un par de ocasiones (contra Ademar, contra el FC Barcelona) pero sobre todo posibilitan que la media de asistencia sea una de las más altas de Asobal. Se podría argumentar que la novedad llena gradas, y algo de eso habrá. Pero basta mirar los datos de la segunda vuelta para comprobar que lo del público logroñés con el Darien es más que un amor pasajero: la media de asistencia a los partidos de lo que llevamos de 2007 es de 3.076.

No es ninguna tontería: eso convierte al Palacio en el cuarto campo más frecuentado de la liga; el Darien, así, supera en asistencia a equipos tan importantes como FC Barcelona, Valladolid o Portland, aunque este último quede penalizado por el pequeño aforo de su pabellón. Y es que en el Universitario navarro, sede de uno de los equipos más importantes del continente, caben menos de 3.000 personas.

«Es una sorpresa para mucha gente de otros clubes», afirma el gerente del Darien, Jaime González. «Lo que ha pasado tanto aquí como en Antequera no es normal en el balonmano».

Los mejores

¿Quiénes quedan por encima del Darien? Los campos con más público del balonmano español son el Quijote Arena de Ciudad Real y el Municipal de León, que no se llevan mucha diferencia.

El tercer campo con más asistencia es el de otro club relativamente nuevo, el CAI Aragón. El Príncipe Felipe de Zaragoza supera las 3.300 personas cada quince días. Y para el recuerdo quedará esa final de la Copa EHF con más de 11.000 maños en la grada.