Isaías y el genio

Hablamos, claro, de Isaías Guardiola. El alicantino es un chaval -22 añitos- emparedado entre dos genios. Uno lo esconde en su brazo izquierdo, capaz de soltar obuses como los que acabaron en 5 chicharros sin fallo en la primera mitad. Treinta minutos en los que Isaías mandó en el Darien, y le hizo agarrarse a la estela de Algeciras con su zurda genial.

El otro genio que acosa a Isaías está en su cabeza. Es un tipo cabroncete: de pronto le hace perder la serenidad, cometer unas cuantas tonterías y, encima, venirse abajo. Ayer pasó. El alicantino perdió un par de bolas justo antes de que su equipo se fuera 4 abajo. En ese momento (hacia el 12) Suárez pidió un tiempo muerto, en el que Isaías estalló: desde la grada se le veía gritar como un poseso, entre cabreado y desesperado. Puede que los algecireños pensaran: «Menuda bronca les está echando éste a sus compañeros, o a su entrenador». Quienes le conocen saben que no era así: aunque lo que se dice en el corro se queda en el corro, estaba claro la bronca era para sí mismo. Y no por ello fue menos cruel. Marc Amargant se lo llevó, consolándole, hacia el banquillo, e Isaías no volvió a pisar la pista.

Entre esos dos genios, Isaías va creciendo. Cada vez son más sus minutos buenos, cada vez el genio tonto aparece más tarde. Poco a poco, este jugadorazo partido en dos cumple lo que lleva tiempo prometiendo. Sólo hace falta paciencia.

Por lo demás, el partido sirvió para reeditar un par de clásicos del Darien. El primero, otra cancha donde Armand Torrego (otro que sigue en gran estado de forma) entra al campo ovacionado. El segundo: otra grada en la que flamea la pancarta de la peña 'Iron Maiden', la más corta, persistente y ubicua del balonmano español. Si fueran más de dos, llegarían a Europa.