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RAFA ELÍAS
Domingo, 4 de marzo 2007, 10:41
El público no tardó en sintonizar. Vamos, que pronto comprendió el funcionamiento de las bocinas que regaló este diario. El estruendo durante el calentamiento de los equipos fue un juego de niños con la que se armó cuando el equipo saltó a la cancha. Tremendo. De tal calibre que no es de extrañar que a Ivar, el hijo recién nacido de Diego Pérez Marne, le lleven al Palacio con unos auriculares para protegerle de tanto ruido.
Dispuestos a darlo todo por sus colores, los aficionados entraron al partido al mismo ritmo que el equipo. Que si pasivo por aquí, que si dos minutos por allá. El público de la grada de 'general' es más ruidoso y celebra los goles como si los hubiera metido el compañero de asiento.
La diferencia conseguida al descanso era de la temporada pasada. «Siete goles de ventaja no los recordábamos», decían Cris y Rober. Menos satisfechos se veía a un grupo de aficionados cántabros: «Lo tenemos muy difícil», explicaba Fernando.
Las chicas del 'bailoteo' generaron dudas. El 'Danza Stilo' está en Duquesa de la Victoria, pero al speaker no se le escuchó bien y alguno pensó que eran las cheerleaders del TAU Vitoria. Cosas de la megafonía. Por cierto, que las chicas lo hicieron bien y recibieron la ovación del público. Y ellas se marcharon tan contentas que ya están pensando en repetir. O al menos, eso deseaba Lorena.
Al final, el éxtasis y la alegría desbordada. Y es que a pesar de que faltaba un lanzamiento de siete metros a favor del Teka, el público celebró el triunfo por anticipado. Que siga la fiesta.
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