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M. CASADO
Lunes, 12 de febrero 2007, 02:44
Ahora, 24 años después de la muerte de su gran maestro, Emilio García Moreda, no puede dejar de recordar las enseñanzas que le transmitió el pintor. Sin embargo, Antonio también tiene su propio bagaje: ha expuesto en Londres; participa con sus obras en libros como el 'Homenaje a Celaya', en el que compartía publicación con artistas de la talla de Chillida o Ibarrola; colabora en la organización del Mazacote de Barro y el de Oro...
- ¿La pintura forma parte de su vida?
- Cuando tenía 8 ó 9 años me escapé de clase y me fui de pinche con un pintor francés, que pintaba frescos. Cuando se enteraron en mi casa se habían pasado cuatro meses, así que me tuvieron que dejar aquel curso con el pintor lavando pinceles y latas de pinturas. Luego, retomé la afición a mi llegada a Alberite, hace ya 38 años, fue entonces cuando conocí a Emilio García Moreda.
- ¿Cómo fue su encuentro con el maestro?
- Le conté cómo me habían enseñado a hacer mezclas para los frescos u óleos y él me dijo: «Tú lo que eres es un artistas ya, hay pintores que han terminado estudios de Arte y no saben preparar lo que tú haces». A partir de ahí me junté con él, quien se refería a mí -explica orgulloso, mientras aprovecha para enseñar un recordatorio- como «mi buen amigo y discípulo». Decía que alumnos había tenido muchísimos, pero discípulos sólo uno.
- Tras tantos años de experiencia, ¿tiene alguna obra especial?
- Quizá la que realicé para la conmemoración de los 10 años de la galería Mateo Berruet, se titulaba 'Las manos del maestro' y en ella me refería a García Moreda; la hice con un sentimiento muy grande.
- ¿Por qué estilos se decanta?
- Cuando empecé hice de todo, desde carboncillo hasta arte figurativo... Pero luego me fui a la pintura abstracta, siguiendo los pasos de García Moreda, quien dentro de la abstracción inventó la cuarta dimensión: movimiento en el espacio.
- ¿El arte abstracto se valora?
- Ahora sí, antes no tanto. Cada uno en un cuadro ve lo que le parece, no hay que explicarlo. Como decía uno de los primeros autores de esta técnica, «no es difícil hacer una pintura abstracta, lo difícil es ponerle el nombre».
- ¿Se considera un artista?
- Me considero pintor, pero artista no. Tengo un recorte de El País, de cuando murió Emilio García Moreda, que dice: «Después de 400 años muere otro artista en La Rioja». Yo no digo que no haya muy buenos pintores, pero es muy difícil ser artista.
- ¿Nunca se termina de aprender?
- El que diga que ya sabe, tendría que dejar de pintar porque si ya ha llegado al tope no tiene nada que aportar. En la pintura siempre se avanza, vas cambiando y sintiéndote más satisfecho.
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