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RAFA ELÍAS
Jueves, 7 de diciembre 2006, 09:22
El público, eso sí, se implicó en otros aspectos. Por un lado en la ovación tributada a Gabor Decsi tras el minuto de silencio guardado en memoria de su padre. Por otro a la hora de animar a Tvedten a volver a lanzar desde los siete metros. El noruego, que en las primeras jornadas era un auténtico seguro en los lanzamientos de penaltis, lleva varias jornadas con el punto de mira desviado. En Antequera fue Pepe el que asumió las responsabilidad. Ayer, tras fallar el canario, Tvedten volvió a enchufarla, para alivio propio y ajeno. Se conoce que el «¿Vamos, rubio!» que atronó desde la grada le sirvió de inspiración.
Por lo demás y teniendo en cuenta que ya ha llegado el frío, reconozco que sentí cierta envidia durante el choque. Que calentito debía estar David Barrufet con su pijamita amarillo. Lo que no entendí es por qué lleva serigrafiado el pantalón también. ¿Se lo habrán mangado algún día?
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