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P.A.
Miércoles, 22 de noviembre 2006, 09:45
Pero el cariño de la parroquia por un jugador se demuestra más aún cuando, como ayer, el pelotero vive un día para olvidar.
Porque Tvedten acabó ayer desquiciado. No era para menos, en realidad: dos penaltis fallados, varios contraataques detenidos por los guardametas manchegos, y hasta tres tiros al palo. «He jugado realmente mal», reconocía ayer. «No entiendo lo que me pasa, pero no estoy acertado», explicaba tras el partido.
Largo segundo
Hasta en esos momentos, sin embargo, Tvedten conserva el cariño de la afición. Cada fallo del noruego se llevaba una ovación más grande que la anterior. Incluso en la laaaarga segunda parte del Darien, cuando parecía que los minutos no pasaban mientras el Ciudad Real iba agrandando la diferencia.Y eso que fueron minutos duros.
Tvedten había empezado el partido bastante bien, con cuatro goles en los primeros 11 minutos. Pero a partir de ahí llegó la sequía. Dos penaltis fallados y dos postes empezaron el recital en la primera mitad.
En la segunda, el noruego se desesperaba por momentos. En el minuto 2 Sterbik le paró un contraataque. En el 6, tiró un balón al palo. En el 20, otra contra que rebañó el genial portero serbio.
La parroquia, que no es tonta, veía lo que le pasaba a la niña de sus ojos. E intentaba que dejara de pasarle. Pero cuando uno tiene el día de que no, pues es de que no.
Claro que Tvedten no es de los que dejan de intentarlo, y al final volvió a encontrarse con las mallas de la portería manchega: una gran acción ante la que, esta vez, nada pudo hacer Sterbik. Y ya era hora. Era tarde, eso sí: el 26 de la segunda.
Havard Tvedten volverá, de eso no hay duda. El noruego lleva un par de semanas con el punto de mira estropeado -de una media de 8 goles por partido ha pasado a apenas 4-, pero en eso ha coincido con el bajón de su equipo. Si ambos vuelven a su nivel competitivo habitual, todos disfrutaremos algo más. De todos formas, las rachas (buenas y malas) están para acabarse. Que se lo vayan pensando en Antequera.
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