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CRISTINA CASALS
Domingo, 12 de noviembre 2006, 02:23
Años antes de estallar la revolución francesa, la 'austríaca', como los franceses llamaban a la esposa de Luis XVI, tenía ya en la población la imagen de estúpida y engreída, entregada al lujo y al derroche. Diversos historiadores revisan esos clichés sobre la princesa que murió difamada y maltratada, y donde entonces sólo se vio frivolidad, hoy se ve una actitud justificada y rebelde.
Según aclaró Brigitte Hamann, historiadora experta en los Habsburgo, en una entrevista para el semanario 'Profil' de Viena, una de las citas frívolas más conocidas atribuidas a María Antonieta : «¿No tienen pan? Que coman pasteles», en alusión al pueblo hambriento, fue inventada mucho después de su muerte.
Según la historiadora Annie Duprat, experta en la Revolución Francesa, Antonieta vivió en Versalles «como en un zoo», aislada del resto del mundo. Los historiadores llaman la atención sobre que la muchacha de la casa de Habsburgo era «una niña» cuando llegó a Francia y tuvo que aprender la etiqueta de la corte.
Desnuda para casarse
Cuando, a los catorce años, la princesa que debía servir de instrumento a la política dinástica de su familia, fue entregada a Francia para ser casada a la fuerza, tuvo que presentarse desnuda para que la inspeccionaran los cortesanos, afirma Hamann. Y en el nacimiento de su hija en 1778, toda la Corte fue testigo cuando la 'austríaca' sufrió los dolores del parto más graves, asegura Duprat.
La correspondencia de mil páginas de María Antonieta, entre los años 1770 y 1793, editada en Francia por la especialista del Antiguo Régimen Evelyne Lever y que saldrá próximamente en lengua alemana en una editorial vienesa, ha llegado a ser testimonio de la evolución individual de una niña que iba convirtiéndose en reina.
Los expertos se convencen cada vez más de que María Antonieta fue víctima de las intrigas y prejuicios de su tiempo, aunque en su juventud adoptaba ingenuamente las costumbre de la Corte francesa. El acontecimiento clave, que iba a servir de pretexto para condenar a la reina fue un escándalo en 1785, cuando se adquirió un collar de diamantes a su nombre, por valor de 1,5 millones de libras, sin que ella estuviera enterada. El 16 de octubre de 1793 María Antonieta subió al cadalso manteniendo el porte digno de un reina, mientras sus familiares en Viena no hicieron nada para salvar su vida.
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