Segundo asalto

El club vasco es una buena piedra de toque para el Darien. La primera jornada de liga pudo ser engañosa. Se jugó bien, y el equipo demostró cosas, pero había tanta diferencia con el rival -el Ademar León- que sería arriesgado sacar conclusiones.

Irún es un destino mejor para eso. El Bidasoa se ha asentado últimamente como el líder de la «otra liga», ésa que se juega dejando aparte a los más grandes de los grandes.

Así, Bidasoa terminó el año pasado en la sexta posición -puesto europeo- y lo hizo a base de ganas, con gente muy joven y con un balonmano de lucha a muerte durante todo el partido.

Los buenos resultados de esa temporada han traído la consecuencia lógica para los equipos con no demasiado presupuesto: el éxodo de varios jugadores. Así, el equipo de esta tarde (18,30, Artaleku) tiene hasta seis novedades con respecto al año pasado.

Los guipuzcoanos siguen formando, pese a todo, un equipo muy joven. Su arranque de liga no fue demasiado bueno: tras llevar su primer partido en Arrate con una distancia cómoda, dejaron que los armeros les empataran a falta de tres segundos para el final. Hoy querrán mostrar mejor imagen en Artaleku. Otro factor: tradicionalmente, el pabellón irundarra es un fortín en el que pocos pueden pescar algo positivo.

Con optimismo

Los locales, eso sí, tienen dos bajas muy serias: el portero titular, Ole Erevik, y el lateral sueco-polaco Dawid Nilsson, el mayor cañonero desde la izquierda del equipo amarillo.

El Darien viaja con moderado optimismo, pese a que el entrenador Alberto Suárez tiene también dos bajas: Humberto Julién y Dalibor Jagacic siguen sin poder estrenarse en la Asobal. Al equipo le urge recuperar pronto a ambos, porque el Logroño sigue penando de una plantilla corta, que apenas le permite sentar a 14 jugadores en el banquillo.

El partido tendrá su punto de emotividad. El portero irundarra del Darien, Gurutz Aginagalde, vuelve a la que fue su casa durante 10 años, antes de recalar en Logroño. Todo un reencuentro.