Rapidez, agresividad y espíritu frente a falta de kilos y de tiro exterior

Lo malo es que todo eso está al alcance de pocos equipos: los más ricos. El resto, entre los que se encuentra el Darien, ajusta el presupuesto al máximo para lograr la mayor calidad dentro de sus posibilidades. Y eso suele significar sacrificar unas cosas para lograr otras: la manta no da para cubrir los pies y la cabeza al mismo tiempo. Algo queda al aire.

El Darien, en principio, parece un buen equipo. Tiene una mezcla prometedora de veteranos con muchas millas en sus zapatillas y de jóvenes con proyección abundante. Hay dinamita en los extremos, y un nivel defensivo aparentemente muy alto. Es, además, un equipo muy rápido y, en principio, confeccionado con jugadores de alma y equipo. Ganarán o perderán, pero prometen morir en el empeño.

En el debe hay algunas cosas. El equipo sigue buscando un lateral cañonero, porque el equipo adolece de falta de tiro exterior. Hay muchos que pueden tirar, pero no un especialista que asegure anotación cuando hay que abrir el muro.

Otra carencia está en los kilos, sobre todo a la hora de defender. En la pretemporada el Darien ha enseñado más defensas abiertas de las que se vieron en la temporada pasada, quizá como un medio de enfrentarse a ataques más voluminosos de los que se veían el año pasado.