La importancia de la base

Durante siete días, medio centenar de niños y niñas de entre siete y doce años han compaginado las enseñanzas técnicas y tácticas con el ocio más puro. El escenario elegido ha sido de nuevo Albelda de Iregua. La proximidad entre el polideportivo y las piscinas municipales hacen de esta localidad el lugar idóneo para que los chavales disfruten de diez horas de esparcimiento.

Alrededor de las nueve de la mañana los chavales llegan al Polideportivo donde hasta la una del mediodía les esperaban dos sesiones de enseñanzas del balonmano. Luismi Ascorbe y Guillermo Barbón han sido los encargados de inculcar en el grupo algunos fundamentos del balonmano.

Terminada la sesión matinal, los participantes en el campus se trasladaban a las piscinas para realizar una serie de juegos antes del almuerzo. Dos monitores de tiempo libre se encargaban de que los niños se entretuvieran hasta la hora de comer.

Juegos con balón

Por la tarde los participantes en el segundo campus del Balonmano Ciudad de Logroño tenían otra sesión con el balón. Los objetivos son varios: «Se trata de que los chavales disfruten de su tiempo libre y al mismo tiempo aprendan diferentes aspectos técnicos y tácticos de nuestro deporte», explicaba Luismi Ascorbe.

Por las instalaciones de Albelda han ido pasando jugadores y técnicos del club. Uno de ellos, Darío Calahorra, se lamentaba por no haber podido participar de chaval en un campus de verano: «En mi época no se organizaban. Creo que es una oportunidad que no debe desaprovecharse porque siempre es útil. Aprendes conceptos importantes y conoces nuevos amigos», indicaba el benjamín del Darien.

Ahora el club vuelve a centrar su atención en el primer equipo, pero con el comienzo del curso escolar, los equipos de base tendrán de nuevo su protagonismo.