Lo mejor, el resultado

Pero la victoria en Granada no fue fácil. Más bien fue un acto de fe. La presión se ha convertido en un lastre importante para los jugadores de Alberto Suárez. Tal es así que en el primer periodo nadie se explicaba cómo podían haber terminado 14-14.

La diferencia en la cancha era notable, pero la efectividad, no. Tales fueron los despropósitos, que el Darien se tuvo que conjurar en el segundo periodo para dar la vuelta a una tendencia que llegaba a ser más peligrosa que una ruleta rusa.

La defensa no funcionaba. El Universidad de Granada atacaba sin especulaciones, con un juego muy directo y anotaba con cierta facilidad. Pablo se lució en varias intervenciones, pero en el segundo tiempo no salió a cancha. En realidad, para cambiar el rumbo del partido, Suárez tuvo que jugársela a doble o nada. Ni Pablo, ni Barbón, ni Gimeno, ni Angelito Romero.

Apostó por la regularidad, por la gente que le hace los deberes y añadió un poco de pimienta con Vermirovsky, Laclavic e Isaías. Por aquellos que hacen lo que se les manda. Y no es un tirón de orejas a los que han hecho del equipo un club campeón. Es que a estas alturas, la capacidad de concentración es más importante que tener un cañón en el brazo. Y el Darien no hizo las cosas bien en el primer periodo. En fin, que con el empate a 14 tras los primeros 30 minutos, el Darien salió a la cancha con un equipo renovado. ¿Bendito banquillo! Esa es la grandeza de un club que no debe olvidarse de cuál ha sido su seña de identidad: El bloque.

Reacción

El triunfo se fraguó en el segundo periodo. La defensa era tupida. Israel se fajaba en todos los terrenos y su concurso fue muy homogéneo. Los fallos llegaron en las filas del conjunto andaluz. Era cuestión de tiempo. Siempre fieles a la defensa 6-0, el Darien tapó todos los agujeros. Además, Gurutz estuvo afortunado en actuaciones de relieve. Lo justito para incrementar una renta que luego, eso sí, se dosificó con maestría. Avelino metió el partido en el congelador. Su cuerpo no está al cincuenta por ciento, pero su cerebro sigue funcionando. Mejor pasar página y el sábado, a gozar.