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E. G.
Lunes, 27 de marzo 2006, 02:00
El análisis de diversos indicadores de flexibilidad organizativa sitúa pues a España en una posición muy desfavorable con respecto a otros Estados, incluidos sus socios comunitarios entre los que ocupa uno de los últimos puestos.
La conclusión de que España cuenta con un escaso interés por modificar sus mecanismos laborales figura en un estudio titulado 'Productividad y nuevas formas de organización del trabajo en la sociedad de la información', elaborado por Rocío Sánchez, doctora en Economía por la Universidad Carlos III. El documento cuenta con el apoyo de la Fundación Alternativas, vinculada al PSOE y presidida por el ex ministro de Industria, Juan Manuel Eguiagaray.
La autora mantiene que la tecnología avanzada permite nuevas formas de relación entre los trabajadores, entre éstos y sus superiores, entre las empresas y entre éstas y sus clientes y proveedores. En el contexto de la sociedad de la información y el conocimiento no basta con desarrollar habilidades tradicionales, específicas del puesto de trabajo.
El nuevo contexto requiere profesionales capaces de adquirir múltiples conocimientos y fomentar la extensión de nuevas prácticas laborales, como el teletrabajo, cuyo inicio se sitúa en Estados Unidos en la década de los setenta.Por teletrabajo se entiende aquella actividad realizada desde un lugar distinto a la empresa y que necesita el uso de las telecomunicaciones (ordenador, teléfono, fax, Internet, etc.).
El estudio aborda su incidencia en los años 2002 y 2003. La autora y los responsables de la Fundación mantienen que, aunque las conclusiones son de hace tiempo, su proyección en la actualidad es interesante y permite una visión del desfase español bastante ajustada a la realidad. Mientras que en Estados Unidos casi la cuarta parte de los ocupados ha optado por el teletrabajo, en España el porcentaje no llega al 5%.
Otros países en los que el teletrabajo cuenta con una incidencia considerable son Holanda, Dinamarca, Finlandia y Suecia, seguidos del Reino Unido y China. Por el contrario, destaca la poca importancia de este fenómeno en Italia, Francia y Portugal, donde al igual que en España, los teletrabajadores apenas superan el 5% de los ocupados; es decir, se encuentran muy por debajo de la media europea situada en el 13% e, incluso, en algunos países como España y Portugal la tasa es inferior a la de los nuevos socios comunitarios.
Internet
El informe también recoge que el porcentaje de empresas españolas con conexión a Internet solo supera a las tasas de Hungría, Italia, Letonia y Portugal. Incluso muchos de los países que se han incorporado últimamente se encuentran en mejor posición. Entre ellos destacan Eslovenia y la República Checa, con proporciones comparables a los de los países nórdicos.
La posición de España sube en el análisis del uso de Internet para interactuar con las administraciones públicas. Aunque se encuentra lejos de países como Suecia o Finlandia, supera a Alemania, Hungría o Reino Unido.
Pero de nuevo la situación empeora en lo que se refiere al comercio electrónico. Los datos son bastante desalentadores. España es el segundo país con la menor tasa de empresas que reciben pedidos en línea. Solo se sitúa por encima de Letonia. Con porcentajes también bajos se encuentran Polonia, Portugal, Grecia o Hungría. Los mejores puestos corresponden al Reino Unido, Suecia y Dinamarca.
El informe resalta la buena posición que en general ocupan los nuevos miembros de la UE en los tres indicadores examinados. Su autora asegura que este fenómeno puede asociarse a la implantaciones en esos Estados de multinacionales de alto contenido tecnológico.
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