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RAFA ELÍAS.
Domingo, 26 de marzo 2006, 01:00
Tampoco conviene dramatizar y si sacar conclusiones para evitar tropiezos posteriores, porque el de anoche tiene la trascendencia justa, es decir, que el conjunto riojano abandona el liderato pero mantiene la segunda plaza.
Salieron los de Suárez con un ritmo excesivamente lento. Ni la defensa, ni el ataque estático, ni las contras, ni los lanzamientos de siete metros. Poco o nada funcionaba en las filas riojanas y los gallegos aprovecharon la situación. Sin grandes alardes, los de Domínguez hurgaron en la herida franjirroja y se llevaron una inesperada renta de cuatro goles al descanso (9-13).
Alberto Suárez había tratado de poner hasta ese momento todos los remedios a su alcance, pero ayer la 'caraja' era colectiva, por lo menos durante la primera media hora de partido.
En el descanso, el asturiano trató de corregir errores y sobre todo transmitir tranquilidad. A pesar de haberlo hecho rematadamente mal, daba la sensación de que los locales serían capaces de sacar la casta y poner la situación lo más difícil posible a su rival.
Sin capacidad de reacción
Nada más lejos de la realidad, el Darien continuó con su enorme empanada colectiva para satisfacción de un Octavio que además de estar acertado en ataque, gozó del favor de la pareja arbitral para sacar a relucir un enorme repertorio de artimañas defensivas. Si los árbitros lo permiten, es normal que uno se aproveche de las circunstancias, pero lo que sufre el Darien en este apartado es como para escribir largo y tendido. No hay día en que nadie pueda decir que el equipo ha sido beneficiado; pero esto es harina de otro costal.
Metidos de lleno en un atasco colectivo y sin apenas posibilidades de remontar, el equipo tiró de orgullo a falta de diez minutos. Parecía que aún se podía, pero fue sólo un espejismo. Ayer no era el día y no hay vuelta de hoja.
Gurutz sacó un par de balones que, después de haber reducido la diferencia a tres goles, podían ser definitivos, pero el Darien estaba completamente desdibujado como para apelar si quiera a la épica.
Conclusiones hay muchas. La primera es que a pesar de la derrota, el equipo se mantiene en puestos de ascenso. La segunda es que, por muy mal que jugó, el Darien estuvo cerca de ponerse a un gol de diferencia en el último minuto. Además, el público animó hasta el final, lo que es un claro síntoma de la sintonía entre la cancha y el público.
No queda ahora otra solución que rumiar la derrota, ser conscientes de lo se hizo mal y tratar de evitar repetir los numerosos errores colectivos. Hay que pensar que es difícil mantener la racha de imbatibilidad como había venido haciendo hasta ahora la tropa de Suárez y que le ha permitido tener un tropiezo. Sólo se ha perdido una batalla, pero la guerra continúa abierta y la situación es favorable.
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