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NAFARRATE.
Jueves, 2 de marzo 2006, 01:00
En Logroño pasa lo mismo. El Darien ha saltado la banca en cuanto a cotas de ilusión deportiva en una sociedad que languidece en otros deportes de equipo, con la diferencia de que en el sur el balonmano es el deporte rey.
El equipo de fútbol está en Primera Regional; el baloncesto es una anécdota y el fútbol sala, en categorías provinciales, colman las aficiones de una localidad que tiene 45.000 habitantes y que si reúne al extrarradio alcanza los 60.000. El pabellón se ha quedado pequeño. Mil personas tienen asiento. Meten a 1.500 y 1.600. No es difícil adivinar el clima que va a vivir el Darien en la cancha andaluza. No se van a subir los precios por la llegada del segundo clasificado. Tres euros los niños, cuatro los jubilados. Gratis los socios. El líder no quiere tomar medidas antipopulares. Ya lo han pensado.
Al igual que el Darien, el Antequera no ha estado nunca en Asobal. Es el gran reto aquí y allá. La cifra de los mil socios ronda a ambas sociedades, unos avales que pueden incrementarse si ambos consuman el ascenso.
Pabellón verde
La llegada del Darien a Antequera ha despertado una enorme expectación. Quieren llenar de verde la instalación. Son los colores del equipo andaluz. Pañuelos y camisetas sembrarán del color de la esperanza las gradas del recinto. Es complicado conseguir entradas. También lo será cuando se acerque a la localidad malagueña el Pozoblanco, equipo que sigue a rebufo de los dos primeros y que es el segundo gran escollo en este tramo final de la temporada.
Todo se ha desorbitado. Es normal. En Logroño empieza a ser cada día más difícil no ver al equipo en la Asobal. Aún así, quedan diez jornadas en las que hay que hacer un ejercicio de autocontrol para mantener el temple.
Bien es cierto que las trayectorias de los dos clubes no se parece en mucho. Mientras el Antequera ha dado un salto de gigante en su trayectoria, la línea del Darien es tan ascendente como pausada. El club andaluz rozó el descenso el año pasado. Terminó en el puesto 14 con 20 puntos; los franjirrojos fueron séptimos, con 32, uno más de los que llevan ahora con diez partidos menos.
Colegios de curas
Las tradiciones del balonmano en Logroño y Antequera están guiados desde los centros escolares. En Logroño, Escolapios; en Antequera, Lasalle. Las dos escuelas son las que soportan el peso de la tradición. La buena marcha de los equipos ha servido para ampliar el interés, pero en ambos centros escolares el balonmano manda.
Pero no ha sido un camino de rosas. También hubo malos momentos. El balonmano en Antequera había sido patrimonio del Club Torcal, que pasó el testigo a lo que es hoy el Antequera. Después de unos años de explosión, llegaron los del ocaso hasta que otra vez el ciclo vuelve a estar el plena efervescencia.
Como dato final, la analogía que se cumple en ambas escuadras es más que evidente: No hay estrellas. Lo mejor es su bloque. Nadie destaca por encima de nadie, pero cuando se suman todos los elementos el resultado es elocuente: primeros y segundos.
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