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Con acento leonardesco
| FERNANDO SÁEZ | PINTOR

Con acento leonardesco

El autor de los murales recuerda el «acalorado» proceso de creación

E. E.

Lunes, 23 de enero 2006, 01:00

«Esto se realizó en una gran azotea que teníamos en el estudio de mi hermano, en Madrid, en el mes de junio y a unos 40 grados de calor. Nos hicieron dos lienzos especiales con las medidas de los murales y cada día pintábamos tres metros, que íbamos enrollando a medida que se secaban. Como hacía tanto calor, con el aceite y el aguarrás, aquello quedaba seco en un día».

El motivo de los lienzos recrea dos escenas costumbristas en un escenario industrial y otro agrícola. «Aquello no fue ninguna copia -matiza-, fue un invento. Fue algo que se nos ocurrió a nosotros como artistas. Hicimos lo que significaba La Rioja, que conocemos bien por la parte de Autol, Calahorra, Tudelilla, Hemos estado tiempo allí y sabíamos cómo son las gentes y cómo es la producción que tiene La Rioja en el aspecto industrial y en el aspecto, sobre todo, agrícola. Podría haber sido la despensa de Europa entera».

60.000 pesetas cada uno

Fernando se encargo de los bocetos. «Luego hicimos una cuadrícula y con brochas largas, en traje de baño y con un pañuelo en la cabeza a modo de turbante pintábamos. Lo hacíamos de pie y agachándonos; claro, eran tiempos en que teníamos menos de 40 años», puntualiza.

Reconoce que sudaron la gota gorda y tardaron varios días en rematar el trabajo. «Cuando terminó, para nosotros fue un triunfo y estábamos muy contentos porque los murales tenían un acento leonardesco, y lo siguen teniendo». Ni siquiera les pusieron título. «Eran murales en el aspecto artesanal y como representación laboral y social. Luego tuve la ocasión de verlos colocados en la estación y me emocionó», confiesa este artista, quien cree recordar que su hermano Martín y él cobraron 60.000 pesetas a cada uno por el encargo, cuyos bocetos aún conserva. Con Martín, quien falleció hace unos diez años, Fernando formó equipo artístico en diversas ocasiones.

En este asunto de los murales de Renfe la casualidad ha colocado en dos «bandos» distintos a dos amigos, sin ellos saberlo. Y lo explica Fernando. «Uno de los arquitectos que está en la contra (se refiere a los autores del diseño del entorno de la estación de ferrocarril), es Juan Herreros, amigo mío. El otro día me lo encontré en el metro, me llamó y nos abrazamos, pero yo creo que él no sabe que los murales son míos y, cuando coincidimos, tampoco yo sabía que él estaba en este proyecto». Sé que no depende de él, pero me ha sorprendido.

Expresionismo dogmático

Fernando Sáez González nació en Laredo (Cantabria) hace 85 años, aunque de niño se trasladó con su familia a Madrid, donde continúa residiendo. Sus primeros recuerdos en la capital están ligados a la proclamación de la II República. «Madrid era una fiesta. Lo recuerdo porque, cuando paseaba por la Puerta del Sol con mis padres, como tenía la estatura de 10 años, iba entre las gentes y me llevaban en volandas».

No había cumplido los veinte años cuando empezó a colaborar, como dibujante e ilustrador, en las ediciones de El Español, La Ametralladora, El paso por Escuela de Bellas Artes le introdujo de lleno en la pintura; distintas becas de la Fundación Juan March le llevaron a vivir en París y Londres; a través del Museo Rath de Ginebra se dio a conocer en Europa, y de sus méritos propios hablan exposiciones, reconocimientos y obra repartida por España y por el mundo. «Mi pintura -explica- entra en una especie de expresionismo dogmático y creo que es bastante representativa de nuestros dramas. Me ha influido de una forma casi neurótica el drama español en todos los sentidos, porque llevamos drama tras drama».

En este momento se encuentra preparando nuevas exposiciones. «Si no sigo pintando me puedo morir -argumenta-. Es un reconstituyente. Soy un pintor nato».

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