El triunfo de la constancia

El Darien jugó a trompicones. Los franjirrojos no terminaron de imponer su dominio. Cuando los de Suárez ajustan la defensa y juegan como colectivo, son difíciles de parar. El problema es que en ocasiones el Darien se bloquea y cada uno empieza a hacer la guerra por su cuenta. Entonces se produce una transformación que convierte a este sólido bloque en un grupo demasiado previsible.

La primera parte de los de Suárez fue buena. El cuadro coruñés aguantó el chaparrón y llegó a poner en aprietos a los locales con una defensa adelantada. A pesar de las dificultades y del 'trabajo' arbitral, los de Suárez exprimieron la primera media hora y alcanzaron el descanso con una ventaja de tres goles.

En la reanudación, la pareja arbitral volvió a tomar protagonismo. La tarjeta roja más que rigurosa a Da Costa, a los ocho minutos del segundo tiempo, parecía más una compensación por los favores de las primera parte.

Con viento a favor y con el público entregado, el Darien mejoró de nuevo su juego y tomó, mediado el segundo tiempo, una ventaja (20-16) que se antojaba definitiva.

No se sabe bien por qué, pero a partir de ese momento el equipo comenzó a sufrir un monumental atasco que permitió la reacción visitante. El Darien falló un par de ataques y los gallegos se encontraron con la posibilidad de rebañar algo en el Palacio.

La aportación de Gurutz en un lanzamiento de siete metros de Domínguez, y la providencial aparición de Ángel Romero despejaron las últimas dudas.

Con esta victoria, el Darien cierra la primera vuelta en tercera posición con veintiún puntos en su casillero. Una buena situación para tratar de alcanzar mayores cotas. Resta la segunda vuelta para calibrar las verdaderas posibilidades de un grupo que debe seguir trabajando, pero al que no se le puede negar alma. A partir de ahí, ya llegará el momento de volver a firmar partidos redondos.