'Westworld', la esperanza de HBO

La audiencia ha sido la primera en conceder el beneplácito a la nueva apuesta de HBO. El estreno, hace dos domingos, logró 3,3 millones de espectadores (si se suma el 'streaming' y los primeros dos pases en el canal). Esta cifra representa el mejor debut de una serie en HBO desde 'True Detective' en 2014. Las críticas además han respaldado un proyecto que ha dado bastantes vueltas antes de presentarse finalmente en pantalla. Fascinante, prometedor y enigmático son algunos de los adjetivos que se han colado en los textos dedicados a la serie en los medios americanos. Le ha favorecido también que el arranque de temporada esté siendo flojo y casi ninguna propuesta haya convencido.

La ficción se presentó a comienzos de 2015 y tenía previsto estrenarse hace un año pero el rodaje se fue retrasando. El pasado mes de enero las grabaciones se complicaban y el canal las detuvo con el objetivo de sacar adelante la escritura, según se indicó en un comunicado. Algunas versiones apuntaban que los directivos de la emisora no estaban del todo satisfechos con el resultado de los primeros capítulos y pidieron cambios. ¿Qué estaba fallando? ¿Qué podía ir mal en una serie que contaba con rostros tan emblemáticos como Anthony Hopkins o Ed Harris en su reparto y una película de culto a sus espaldas?

'Westworld' fue ya un filme futurista de la mano de Michael Crichton en 1973. La acción se situaba en un parque de atracciones en el que los visitantes pueden retroceder al antiguo Oeste, a la Edad Media y a la Antigua Roma con el fin de sentir que viajan al pasado, además de interactuar con robots de aspecto humano. Estos están diseñados para acceder a cualquier petición humana, incluso proposiciones sexuales. Sin embargo, los técnicos no tardan en empezar a descubrir anomalías en los androides. Aquel título cosechó un inusitado éxito, motivado por la pericia de mezclar los ambientes futuristas con otros del pasado.

El arranque de la serie de HBO es muy similar. Un parque futurista ofrece a los turistas acceder al antiguo Oeste. La experiencia es completa. Quien accede a ella viste como en la época, se mueve por escenarios propios de esos años, se topa con personalidades características de ese entorno y vive como entonces. En el segundo episodio uno de los clientes de este parque acude con un amigo. Tú esperas que esto sean armas, tetas y todo eso ¿no?, le espeta. Pues no, no es eso. Le saca de ese error. Los visitantes de este enclave no son como los que asisten a uno de los espectáculos de este temática en Port Aventura. El ánimo es bien diferente. Es la respuesta a la pregunta que te has estado haciendo: ¿quién eres realmente, le responde. El parque permite echar un vistazo a quién podrías ser, añade el creador del invento (el personaje que interpreta Hopkins). Robots, escenarios salvajes y debate éticos y morales. Esas son las premisas que ofrece la producción de HBO. También se insinúan casos de corrupción y luchas de poder detrás de los responsables de la empresa promotora.

¿Funciona todo esto en pantalla? De momento despierta interés, que no es poco. En los dos primeros episodios la serie plantea más preguntas que respuestas, arroja más dudas que certezas, abre interrogantes que se van quedando sin respuesta inmediata. Es el truco para enganchar a un espectador que se debate entre las ganas y el miedo de entrar en un espacio como ese. Precisamente en los dilemas morales es donde la distancia entre película y serie es más grande. En la cinta los robots se veían afectados por un virus. En la adaptación televisiva todavía no se sabe qué les ocurre, pero no hay duda de que representan una amenaza. Eso se intuye desde el principio. La sensación del espectador será cómo si entrase en un videojuego y en un momento dado la trama se confunde con la realidad.

Hay muchas cosas que no es 'Westworld'. No es una versión al uso de la película. Su recorrido se dibuja más amplio y para ello ha modificado algunos aspectos y ha añadido conflictos. No es un nuevo 'Parque Jurásico' porque pretende no conformarse con una revolución de los androides, como en la otra lo era de los dinosaurios. No es una serie futurista al uso, ya que no trata de avanzar cómo será el mundo en unas décadas sino de analizar al ser humano actual en un contexto que todavía no existe. No es la nueva 'Juego de Tronos'. Los dos episodios emitidos dan cuenta de un ritmo narrativo pausado. No existe prisa porque sucedan acontecimientos impactantes ni por incluir giros de guión ni sorpresas. Se están presentando los escenarios, los personajes, los conflictos sin ninguna urgencia. Al espectador se le regala misterio y se le pide paciencia.

Habrá que esperar para disfrutar de este título en España. HBO lo guarda bajo llave para promocionarlo como una de sus grandes bazas en el momento en que desembarque en España, que previsiblemente se producirá en breve. Será uno de los títulos que más pueden llamar la atención a los futuros suscriptores de la plataforma. Si tardan demasiado quizá los potenciales usuarios ya la hayan visto por otros cauces.