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Inmigrantes amotinados en la azotea del CIE de Aluche, Madrid.
Aluche, el polvorín invisible

Aluche, el polvorín invisible

Orinales bajo las camas, visitas en locutorios, barrotes... Los CIE se parecen demasiado a las cárceles

Francisco Apaolaza

Jueves, 20 de octubre 2016, 10:50

La arquitectura de los edificios dice cosas de algunos de ellos. Las ventanas del CIE de Aluche se cubren con unas placas enormes y metálicas pintadas de azul como escudos que no dejan ver. El exterior y lo que sucede dentro están condenados a no ... encontrarse. Ese es uno de los lugares más opacos que existen en Madrid. Nadie entra allí, nada se sabe de lo que ocurre. Como mucho alguien consigue menear una camiseta por la grieta de la mampara azul y grita algo sobre la libertad que tapa el ruido de los coches. Les llaman internos pero viven como presos. Caminan por la tierra de nadie, habitan una frontera invisible. Duermen ocho por celda y salen al patio en el que transitan durante 60 días por las tripas de España. Allí se digiere el problema de la inmigración, un conflicto que salió ayer a la azotea del antiguo hospital de Carabanchel en Aluche.

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