Rivera deja la puerta abierta a que un popular que no sea Rajoy pueda presidir el Gobierno

El líder de Ciudadanos dejó claro que si se abriese este diálogo, que volvió a reclamar con urgencia, se haría sin candidato sobre la mesa, ya que en este momento no hay ninguno designado por el Rey, incluido su actual socio, el socialista Pedro Sánchez, y subrayó que nosotros no vamos con apriorismos a ninguna mesa. Recordó, en la Cope, que la carta de 8 de marzo con la que centristas y socialistas invitaron a negociar al PP, y que mantiene vigente, habla de sumarse a un pacto de gobierno de 200 medidas y reformas, pero no de ningún Ejecutivo de Sánchez.

No obstante, en su línea habitual, rechazó que el diálogo tenga que empezar por hablar de sillas, ministerios o vicepresidencias, como quiere hacer Rajoy, sino por sentarse a una mesa de negociación para comprobar si hay mimbres suficientes para pactar un programa común de gobierno y de reformas entre las tres formaciones. Primero hablar de contenidos y, si hay posibilidad de acuerdo, ya hablaremos luego de quién son las personas, señaló. Importan más las reformas que pelearse por los nombres y las siglas, reiteró.

Rivera prefirió no entrar a valorar, si como dijo el domingo el PSOE en una carta, tiene coincidencias o no con hasta 18 de las 20 propuestas que Podemos les puso el jueves pasado sobre la mesa. Insistió en que el partido de Iglesias solo vino a la reunión con intención de dinamitar el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos y para solucionar su crisis interna, pero que, en cualquier caso, ya da igual porque eso es vía muerta y no hay posibilidad alguna de entendimiento.

Señaló que ahora opina lo mismo que al día siguiente de las elecciones, que la única vía razonable para lograr un Gobierno para España y evitar que se repitan los comicios es un acuerdo entre los principales partidos constitucionalistas, PP, PSOE y Ciudadanos. La única vía sostenible en escaños y en modelo de sociedad insistió-, es que el PP quiera llegar a un acuerdo. Estoy convencido de que el PP autorizará a sus equipos negociadores a sentarse en la mesa porque España lo necesita, concluyó, con un optimismo que, al menos por el momento, no parece sustentado en ningún dato de la realidad política.