Abucheos y burlas de PP y Podemos a Sánchez

Los tiempos se han cuidado al máximo. La sesión de investidura ha comenzado a las 16.30 en punto. Los cuatro principales líderes políticos han llegado apenas un minuto antes, apurando tanto que casi se topan los unos con otros frente a las colapsadas puertas del hemiciclo.

La sesión ha contado con la sucesión de los abucheos y aplausos que acostumbra una cámara a veces más parecida a un patio de colegio que a un hemiciclo. El Partido Popular, mermado de decibelios respecto a la legislatura pasada al contar con 60 gargantas menos, ha censurado las apelaciones de Sánchez a la lealtad institucional o sus críticas a las políticas del PP. Rajoy, sabedor de lo que parece esperarle al aspirante, ha encajado cada uno de los ataques a su gestión con una sonrisa burlesca, si no de menosprecio.

Infravalorar la investidura ha sido general en las filas populares. Su portavoz Rafael Hernando afirmaba horas antes entre risas que "hoy puede ser un gran día", mientras que otro diputado del PP calificaba la sesión de espectáculo de Disney World, o lo que es lo mismo, de fantasía.

Fe inquebrantable

Los 90 diputados socialistas han aplaudido en cada llamamiento a la formación de un Gobierno de cambio y de progreso. Aún cuando el intento de su líder está condenado al fracaso, los representantes del PSOE han dado muestras de una fe inquebrantable.

Las risas entre la bancada de Podemos han llegado cuando Sánchez se ha comprometido a formar un Ejecutivo de izquierda. Y sus aplausos irónicos cuando Sánchez ha agradecido el apoyo y la valentía a Ciudadanos. "Un discurso de metáforas de sobres de azúcar, de lenguaje vago, tópicos buenistas y sin propuestas. Esto no es un proyecto de Gobierno", ha escrito Íñigo Errejon, por si cabían dudas, durante el discurso del candidato socialista.

Los de Albert Rivera han sido, de largo, los más callados. A lo más han asentido cuando Sánchez ha desgranado un pacto que por ahora no atrae a la mayoría.