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Paula De las Heras
Martes, 23 de febrero 2016, 12:32
Pedro Sánchez se someterá a la sesión de investidura un día antes de lo que estaba previsto debido a un error de cálculo. El presidente del Congreso, Patxi López, ha admitido hoy que existían dudas sobre el encaje del calendario institucional y ha propuesto hoy ... adelantar un día tanto la jornada de debate como la de la primera votación. Así, el secretario general del PSOE presentará su proyecto ante la cámara el 1 de marzo por la tarde, en lugar del 2, mientras que el 2 de marzo se pronunciarán el resto de los grupos políticos y se procederá a la votación.
En caso de que en esa primera votación el líder socialista no obtenga la confianza de la mayoría absoluta de la cámara algo fuera de toda duda- la segunda votación, en la que basta con el apoyo de una mayoría simple, se celebrará el sábado 5 (aquí no hay cambio). La decisión de López ha generado cierta polémica. Y, de hecho, solo la avalan los socialistas y Ciudadanos.
Nadie cuestiona que se adelanten un día el debate y la votación en sí. Es, a juicio de todos, lo mejor que se puede hacer porque la propuesta inicial del presidente despertaba ciertas dudas sobre la fecha de unas eventuales elecciones anticipadas. Si hubiera que ir a nuevos comicios, tendrán que convocarse, conforme al artículo 99 de la Constitución, dos meses después de la primera votación de la investidura. Y entre la convocatoria y la celebración efectiva han de transcurrir, por ley, 54 días.
¿Dónde estaba el problema? En que no se tuvo en cuenta que el decreto de convocatoria ha de publicarse en el BOE y que, por tanto, había que añadir un día más a los cálculos. Eso significa que, salvo que se hubieran forzado los plazos con algún ajuste técnico, las elecciones podrían haber acabado celebrándose el lunes 27 de junio, en lugar del domingo 26; algo que no ha ocurrido más que una vez en toda la democracia.
Lo que molesta a PP, Podemos y otros partidos no es, pues, que la primera votación tenga lugar el 2 marzo, sino que López haya decidido que el día 1 sólo hable Pedro Sánchez. Podía haber dejado toda la jornada, desde las 9:00 h, para el debate político y la siguiente, dicen, para la votación. Pero no ha sido así. Eso garantiza al líder del PSOE un día de supuesto lucimiento, sin críticas.
La decisión de la fecha de la investidura es potestad exclusiva del presidente del Congreso, de modo que de nada han servido los reproches. Su decisión de que la votación se produzca el 2 (por la noche) lleva además a que la segunda vuelta se vaya al sábado. La Carta Magna dice que debe tener lugar a las 48 horas de la primera. Pero, dado que eso implicaría votar el viernes a última hora, el presidente ha optado por mantenerla el día 5. Ese día, Sánchez tendrá diez minutos de intervención y los representantes de los demás grupos cinco cada uno.
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