La dirección del PSOE promete que Sánchez no será presidente «a cualquier precio»

Todo intento de ir con pies de plomo será poco porque la desconfianza de un sector del partido en su secretario general es muy alta y, precisamente, se sustenta en eso, en su convicción de que quiere ser el jefe del Ejecutivo como sea y con quién sea. "Es -dicen- su única bala". Cosas como la cesión de senadores a ERC y Convergencia para que puedan formar grupo parlamentario no han ayudado, precisamente, a persuadirles de lo contrario.

La dirección se esfuerza, pues, en dejar claro que no les puede la ansiedad. "Nosotros aquí no estamos para aprovechar oportunidades -ha dicho Luena en clara respuesta al órdago de Pablo Iglesias-, estamos para que las cosas se hagan bien para los intereses de España; no tenemos ninguna prisa". Además, ha remarcado que, pese a las presiones de Iglesias, su objetivo sigue siendo gobernar en solitario, aunque sabe que quizá no sea posible.

El número dos del PSOE también se ha referido a la posibilidad de celebrar otro Comité Federal en el caso hipotético de que Sánchez acabe sellando un pacto de gobernabilidad. Es lo que requieren los críticos, temerosos de que se entregue a Podemos y de que acabe construyendo un Ejecutivo ingestionable que requiera de diez fuerzas parlamentarias para tomar decisiones básicas. "No hay ninguna obligación -ha matizado- pero por Comités Federales no va a quedar".

De aquí al sábado, la dirección quiere negociar con los líderes territoriales la fecha del congreso que, en principio, tendrá lugar entre marzo y junio y que, en todo caso, podrá verse alterada si finalmente hay unas nuevas elecciones. En estos días se sabrá también, probablemente, si Felipe VI propone o no a Sánchez como aspirante a la investidura. En ese caso, según Luena, empezarán de verdad las negociaciones. Pero ha reiterado algo que ya dejó caer el propio jefe de filas del PSOE este fin de semana, que no se siente obligado a dar prioridad a Podemos y que "hablará con todos".

Quienes recelan de sus planes insisten aún así en que fue él quien puso todo el foco en la formación de Iglesias al apostar por un pacto a la portuguesa -incluso se fue a ver a Antonio Costas a los pocos días de las elecciones, recuerdan- y quien el mismo viernes, tras lo que consideran un intento de "humillación" de Iglesias, reiteró aquello de que "los votantes progresistas no entenderían que PSOE e Podemos no se entendieran".