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Dos monjas depositan su voto.
Cambiazo en el colegio electoral

Cambiazo en el colegio electoral

Una mujer escoge la papeleta del Junts pel Sí y, sin que la vean, la cambia por la del PP, mientras una pareja de inmigrantes vota por la independencia

Ramón Gorriarán

Domingo, 27 de septiembre 2015, 14:29

Instituto Emperador Carles, distrito de Sants en Barcelona, a media mañana. Señora de entre 50 y 60 años, vestida de verde y negro, se acerca al apoderado de Junts pel Sí y pregunta en castellano:

-"Quiero la papeleta del sí".

-"Esa es. ¡Eh, pero nosotros no podemos influir! Aunque gracias", ayuda y agradece el representante de la candidatura, y señala el montoncito de la lista de Artur Mas que encabeza otro.

-"Así tiene que ser", dice sonriente la señora.

La mujer coge el voto de JxSí. El apoderado se da la vuelta, y, en un visto y no visto, la señora deja la papeleta y agarra la del PP. La mete en el sobre y se pone en la larga fila.

En la cola se pone a charlar con el apoderado de la CUP, y en tono confidencial le dice:

-"Yo nunca voto, pero os he votado a vosotros".

-"Gracias", contesta con una sonrisa el joven barbudo.

A un centenar de metros, en el colegio Jaume I de la calle Condes de Bel-Lloc, la fila es enorme. Un vistazo a la mesa con las papeletas permite hacer un descubrimiento, además de las candidaturas que han acaparado horas y horas en los medios de comunicación, debates y tertulias, hay otras dos candidaturas que tienen su montón intacto, la del Partido Animalista y la de Recortes Cero. Al parecer, se presentan.

De la docena de personas que no traían al colegio el sobre con el voto de casa, unas diez escogen en la mesa la de JxSí, dos la de la CUP, y una la del PSC. Entre ellos, una pareja joven, ambos mulatos, quizá dominicanos, la mujer se inclina por el partido asambleario y ultraindependentista, el hombre, por la de la Mas. Votan, salen, se cogen de la mano, y se van a contracorriente de los compactos grupos que se acercan al Jaume I.

Todo, o casi todo, el mundo que paseaba esta mañana nublada por el barrio de Sants iba a votar. No hacía falta ser muy perspicaz para adivinarlo. Los hombres iban con el sobre en la mano, en el bolsillo hay que doblarlo y se arruga. Las mujeres, se supone que en el bolso.

Paseo, voto y vermú

Es una jornada tranquila de paseo, voto y vermú. Como se sabe, la propaganda hoy está prohibida, pero eso no rige para los de la CUP, que tienen sujetas entre dos árboles varias pancartas rojas, amarillas y moradas con su lema, "Gobernémonos". Ninguna autoridad electoral ni tampoco el resto de partidos toma medidas o protesta. Total, para qué.

El ejercicio del derecho al voto parece ser casi la única actividad en un barrio de clase media, en el que solía ganar CiU y el PSC era segunda fuerza. Con una mañana que amenaza lluvia por la tarde o la noche, algunos pocos sudan y corren, o juegan a una cosa parecida a la petanca que llaman botxes, pero la mayoría camina hacia el colegio electoral.

Hasta un sex-shop de la calle Numancia, bastante concurrido otros días, apenas tiene visitantes, y eso que se publicita como "el mejor dotado" de la ciudad.

Nada, es día de elecciones, y elecciones importantes. La gente habla de eso, ni siquiera la lesión de Messi distrae las conversaciones. Un dato que indica lo que puede ocurrir dentro de unas pocas horas.

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