Todos los medios para un rescate casi imposible

El propio presidente francés, Françoise Hollande, destacó este miércoles ante Mariano Rajoy y la canciller Angela Merkel ese esfuerzo. El Estado se movilizó con gran rapidez. Y es necesario insistir en la eficacia excepcional de policías, gendarmes, soldados y bomberos. Pero es necesario insistir también en la movilización de voluntarios y ciudadanos de a pie.

Una vez confirmado el siniestro del vuelo 4U9525 de Germanwings se activó el plan de salvamento francés Sater, que fue el encargado de localizar con medios aéreos el lugar del siniestro, en las cercanías de pequeño pueblo de Prads-Haute-Bléone. De inmediato se movilizaron los bomberos de todos los parques próximos, a los que se sumaron de otros destacamentos tan lejanos como Marsella. En total, 380 efectivos contra incendios y especializados en rescates, que montaron su central de operaciones en las faldas de la montaña contra la que se estrelló el A-320.

Junto a ellos, la Gendarmería destacó 300 agentes de las Compañías Republicanas de Seguridad que tomaron posiciones en el perímetro del lugar del impacto. Cinco de los gendarmes pasaron la primera noche en el monte custodiando los restos de la tragedia. Estos agentes se encargaron también del control y la coordinación inicial de los equipos de emergencia en el puesto de mando instalado en el valle. La Gendarmería también ha enviado la elite de su equipo de rescate de la unidad de Seguridad en Montaña, además de efectivos médicos.

Todo este material humano se completa con forenses, que se encargarán de practicar las pruebas de ADN a los restos humanos, además de médicos, enfermeros y psicólogos para atender a los familiares de las víctimas que han ido llegando al lugar. Para estas personas se han montado dos células de emergencia, una en Seyne-les-Alpes y otra en el hospital de la localidad de Digne-les-Bains. Este dispositivo contará con traductores de español y alemán.

El despliegue de rescate se completó ayer con la llegada de efectivos del 4 Regimiento de Cazadores de Gap, localidad del departamento de los Altos Alpes, que pertrechados con equipo de montaña ascendieron hasta la zona cero del impacto. Previsiblemente, los militares serían los encargados de abrir un camino por los abruptos cortados que conducen al lugar del accidente y así facilitar el acceso para el personal de rescate y la retirada de los restos, en el caso de que las condiciones meteorológicas impidan una actuación por vía aérea.

Y es que desde el aire están tomando parte en los trabajos quince helicópteros, siete del Ejército del Aire, cinco de la Gendarmería y tres de Protección Civil.

Hasta Seyne-les-Alpes han llegado técnicos de la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA), organismo encargado de investigar las catástrofes aéreas, cuyos miembros han sobrevolado en repetidas ocasiones el lugar del siniestro y han inspeccionado por tierra los restos del avión. Con ellos colaboran tanto técnicos del fabricante Airbus y de la compañía Lufthansa, propietaria de Germanwings.